Por la partida de nuestro pastor Oscar Pineda Salinas.

Eclesiastés 12:7
La Escritura nos muestra el poder creador de Dios al
formar al hombre en Génesis 2:7 ”Entonces Jehová Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento [espíritu] de vida, y fue el
hombre un ser viviente”. Por eso Isaías nos dice que somos obra de sus
manos (64:8) y al principio con eternidad, semejante a Dios; más por la caída
del primer hombre todos debemos morir. El apóstol Pablo lo revela en
1°Cor.15:22ª “Porque así como en Adán
todos mueren”, la respuesta salvadora del mismo Creador no se tarda en
llegar por medio de Jesucristo, quien nos devuelve esa posibilidad de recuperar
la inmortalidad por medio del Evangelio. 2°Tim.1:10 dice “pero que ahora ha
sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,”.
Plan preparado antes de la fundación del mundo (1°Ped.1:20). Aquí vemos a un
Dios perfecto que todo lo tenía cubierto y nada lo sorprende. Cuando un siervo de
Él, (pastor, evangelista, misionero o enseñador) o un creyente verdadero muere,
sólo duerme, porque el espíritu vuelve a Dios que lo dio y en su regreso (de
Jesús) serán vivificados, como termina 1°Cor.15:22b “también en Cristo todos
serán vivificados”; (1°Tes.4:16-18), Amén.
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La voluntad de Dios se cumple en toda su creación,
cuanto más en medio de su pueblo. La muerte de un pastor nos abruma y en
algunos casos nos sorprende, más en Sus manos estamos, Su soberanía nos llama,
sólo nuestra fe nos da esperanza presente y futura.
Como Iglesia Bíblica Evangélica Pentecostal
(IBEP) esta tarde del domingo 28 de Septiembre de 2025, recién pasado,
hemos sido informados, y afectados, ya que algunos estando en adoración y
sirviendo a Dios junto a la hermandad, el Eterno ha llamado a su presencia a
nuestro pastor Oscar Rosamel Pineda Salinas de la Iglesia de Los Andes en
la Quinta Región, quien entregó su espíritu a Dios que lo dio. Podemos
decir, que honrosa muerte, que glorioso fin de carrera en esta tierra. Nuestro
pastor nacido el 4 de Agosto de 1953, sirvió a Jesús con fidelidad, firmeza y
constancia pese a las pruebas y aflicciones de los últimos años de su vida. Desde
muy joven se entregó a su salvador y en ese temor, sentado cerca donde estaba
el templo actual, a la partida de su pastor, un instrumento (amigo y hermano
pastor Joel Vidal) le dijo que vaya y defendiera su llamado, ya que otros
querían ese lugar. Como era un hombre de Dios ,llamado celestialmente, en 1995
fue ungido como pastor para desarrollar un hermoso ministerio que hoy deja sus
frutos junto a su familia y una congregación que lloran su partida. Nos unimos
a este dolor y damos las más sinceras condolencias a nuestra pastora Erika
Doris Tapia Irarrazabal, a sus hijas Dámaris y Lissette, que junto a
sus cuatro hermosas nietas y familia reciben esta herencia eterna. El amor, fe
y consuelo del Espíritu de Dios llene sus corazones para pasar este momento de
tristeza. Pronto nos reuniremos con Jesús en las nubes y allí el cuerpo resucitado
se unirá al espíritu nuevamente para estar con Dios por la eternidad. Hermanos
y hermanas de la congregación de Los Andes, nuestras oraciones serán a vuestro
favor, para que Él les siga guardando en todo momento y los odres nuevos
reciban todo lo nuevo que Dios hará en medio de vosotros. Agradecemos a los
pastores junto a sus esposas tanto de esta naciente iglesia, como cada pastor
de las diferentes misiones que estuvieron junto a nosotros. A los hermanos y
hermanas que apoyaron en todo momento, vecinos, colegas y personas que
despidieron el cuerpo de este gran y noble varón de Dios. Su huella se ve y
quedó en la retina de nuestro espíritu. Amén.
Obituario IBEP