Privilegios y Responsabilidades
PRIVILEGIOS
Y RESPONSABILIDADES
(1° Pedro 2:9-11)
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro
tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo
no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. Amados,
yo os ruego como extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma,…” RV1960
***
Las
palabras “más vosotros” muestran el contraste del creyente en relación
al mundo. Antes no éramos su pueblo, no habíamos alcanzado la gracia, mientras
que ahora somos un sacerdocio real, con grandes privilegios (Apocalipsis 1:6 “y nos hizo un reino sacerdotal para su Dios y Padre:
a Él sea la gloria y la soberanía por los siglos, amén.” BTX3)
En la época
del Antiguo Testamento, la gente no se acercaba a Dios directamente. Un
sacerdote actuaba como intermediario entre Dios y el pecador. Con la victoria
de Cristo en la cruz, eso cambió. Ahora podemos ir directamente a la presencia
de Dios sin temor y depositando confianza en Su obra perfecta, fe. (Hebreos 4:16 “Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la
gracia, para que obtengamos misericordia y hallemos gracia para el oportuno
socorro.”)
Con
frecuencia las personas fundamentan su concepto de sí mismas en sus logros:
pero nuestra relación con Cristo es mucho más importante que nuestras tareas,
éxitos, riquezas o conocimientos. Hemos sido escogidos por Dios como su
propiedad, y hemos sido llamados a representarlo delante de , otros, somos su
nación, su pueblo en esta tierra que va a estar con Él por la eternidad.
Recuerde (Usted es una persona valiosa por lo que Dios realiza y no por lo que
usted hace).
Como
creyentes, somos “extranjeros y peregrinos” en el mundo, y nuestro verdadero
hogar está con Dios en Su reino. La vida en cielo funciona de acuerdo con las
leyes, principios y valores de Dios, es eterna e imperturbable. Nuestra
fidelidad debe ser conforme a nuestra ciudadanía en los cielos, no a nuestra
ciudadanía aquí, porque la tierra será destruida y pasará (Lucas 21:33 “El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”). Nuestra
lealtad debe ser a la verdad de Dios, su conducta y norma de vida y estar dentro
del Cuerpo de Cristo, dedicado a la comunión del pueblo. Debido a eso, a menudo
nos sentimos como extranjeros en un mundo que prefiere no hacer caso a Dios. No
se preocupe cuando se sienta así, comience a preocuparse cuando no lo sienta.
NUESTROS PRIVILEGIOS
a) Somos
ricos, pues poseemos las riquezas de Cristo (Efe.3:8)
b) Estamos
revestidos de Cristo (Rom.13:14)
c) Estamos
sentados como huéspedes del Rey, a su mesa (Luc.24:30)
d) Somos
servidos por los ángeles (Heb.1:14)
e) Tenemos
acceso directo al Rey de reyes (Heb.10:19)
NUESTRAS RESPONSABILIDADES
a) Somos
peregrinos y extranjeros en el mundo (1°Ped.2:11)
b) Peregrinamos
en dirección a nuestra patria (Heb.11:9-10,38)
c) Renunciamos
a las pasiones, como José (Gén.39:12)
d) Predicamos
las virtudes de Cristo (2°Cor. 3:2-3)
En Dios
tenemos todos esos derechos y privilegios, en base a nuestros deberes
y responsabilidades cumplidas. Gracias Señor Jesús por vivir, morir y resucitar
en nuestro lugar, ahora nos toca a nosotros seguir sus pisadas. Amén!
Devocional
Moisés Rubio
Pastor de Trehuaco