LA TRANSFIGURACION DE JESUS

LA TRANSFIGURACION DE JESUS

Lección: Mateo 17:1-13 Texto: Salmos 104:2

INTRODUCCION

Hace unos versos atrás (Mat.16:16), Pedro expresa la revelación más grande que un hombre puede tener de la persona de Jesús. Luego cae en una humanidad que lo deja en una posición de reprensión frente a su Mesías y Maestro, después del anuncio que era necesario morir y luego resucitar. Que extraordinaria es la Palabra de Jesús, que jamás queda a medias. Ahora veremos unos versículos que contienen la confirmación real de lo que recién ha dicho. Se coloca en el centro de un hecho inigualable de la Escritura (La Ley y los Profetas), que sólo Dios (único y verdadero Creador y Soberano) podría llevar a cabo, concatenando dos puntos, que va desde de su humanidad hasta la esfera divina de su resurrección y su regreso. Que glorioso y confirmador evento estudiaremos. También en Mar. 9:2-13 y Luc.9:28-36 vemos esta transfiguración contada por los evangelios sinópticos.

DESARROLLO

v.1-3) Cuando Mateo dice la expresión “seis días después” no está en conflicto con Luc.9:28: “como ocho días después de estas palabras”. Lucas puede haber incluido tanto el día de la confesión de Pedro como el día de la transfiguración de Cristo cuando escribió como lo hizo; además, no pretende ser preciso, porque dice: “como ocho días”. Mateo y Marcos pueden haber usado el método excluyente de computar el tiempo, en que se cuentan solamente los días que separan a los dos sucesos. Sea de aporte este análisis, para evitar decir que la Biblia esta mal o que hay un error.

En especial este evento se realiza en presencia de tres discípulos y no los doce, al igual que otros. (Ej. Resurrección de la hija de Jairo -Mar. 5:37; Luc.8:51- , la oración en el huerto de Getsemaní  -Mat.26:37; Mar.14:33-), la razón real por la que Jesús los invita a ellos puede ser analizada en torno a los propósitos finales de sus tareas futuras, o de su cercanía humana o también como dice el verso 9 de la lección (para evitar su difusión masiva). Si queremos asegurar alguna razón, la verdad es que especularemos, por lo cual sólo diremos que Él sabe las razones porque ellos y no otros. Él es Dios!. Algo seguro que Pedro estaba ahí, para confirmar lo que él mismo había declarado recientemente y Juan ya que era el discípulo amado espiritualmente de Jesús, su hermano Jacob debía ser testigo para luego en el tiempo propicio, informar a la iglesia de las cosas oídas y vistas. Esto sí lo podemos acotar. Son llevados a un monte alto, de cual tampoco daremos certeza o daremos algún nombre, le diremos “el Monte de la Transfiguración”, que cumplía con todos los requisitos para el momento. El v.2 como base principal de esta lección, usa el griego μεταμορφόω metamorfóo,  de metá: propiamente que denota acompañamiento; «en medio» y metasjematízo; transfigurar o disfrazar; figurativamente aplicar (por acomodo); literalmente o figurativamente «metamorfosis»):- transfigurar, transformar [Dicc.Strong.Esp]. Ahora bien, las metamorfosis vienen en diversas formas y grados. Un ejemplo radical sería el de una muchacha enfurecida que se transforma en ruiseñor, o el de una mujer jactanciosa que se convierte en piedra (Ejemplos tomados de Ovidio, Metamorfoses). Ilustraciones más moderadas serían la transformación de una oruga en mariposa, o de un renacuajo en sapo. El contexto aquí no señala en ninguna de esas direcciones. Sin embargo, es necesario también estar en guardia contra el extremo opuesto, como si el aspecto cambiado de Cristo se debía simplemente a un estado exaltado de la mente, y como si Moisés y Elías hubieran aparecido solamente en una visión.

Todo lo que el pasaje en consideración nos dice realmente es que, mientras el grupo estaba en el monte, los discípulos, que habían estado durmiendo pero ahora estaban completamente despiertos (Luc.9:32), vieron claramente que en Jesús ocurrió un cambio de apariencia, de modo que no solamente su rostro comenzó a resplandecer como el sol, sino aun sus vestiduras se hicieron blancas y radiantes con una luz enceguecedora. No se indica la fuente de la brillantez repentina y extraordinaria. Algunos piensan que todo se debió al sol que se ponía (en cuyo caso los discípulos habrían estado “cargados de sueño” muy temprano); otros la atribuyen a la gloria divina que irrumpía desde el interior; y otros, al estado de exaltación de la mente de Cristo producido por el hecho de haber estado en comunión con su Padre celestial (Luc.9:29), afectado esto sus vestiduras es un punto que se elude o que se encarga al sol la solución de la dificultad. Puesto que no se dan explicaciones en el texto, probablemente lo mejor sea omitir toda especulación y posponer nuevas aclaraciones hasta que lleguemos al verso 5. Continúa: 3. Y, ¡he aquí!, se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él. Esta fue una aparición visible y objetiva de estos dos hombres. Manifestaciones comparables, perceptibles a los sentidos, como en Gén.18:1-2; 19:1; Jue.13:3; etc. ¿Cómo supieron los discípulos que estos dos visitantes del otro mundo, aparecidos repentinamente en el escenario, eran Moisés y Elías? ¿Se presentaron ellos mismos como tales? ¿Dedujeron los discípulos esta información por las palabras que cada uno pronunció en su conversación con Jesús? ¿Había sido transmitido el aspecto de ambos por la tradición a los discípulos de modo que les fue fácil identificarlos? ¿Les fue divinamente revelado? ¿Lo supieron intuitivamente? O, no menos fantástico, ¿llevaba Moisés en sus manos una copia de la ley y descendió Elías en un carro de fuego desde el cielo hasta el monte? Todo lo que sabemos y necesitamos saber es que de un modo no revelado a nosotros los tres discípulos reconocieron a los dos visitantes. En cuanto a Moisés sabemos que murió y fue sepultado (Deu.34:5-6). ¿Había sido desenterrado su cuerpo posteriormente para ser trasladado al cielo, y apoya Jud.9 esta teoría? O ¿estaba su cuerpo aún en el sepulcro y Dios proporcionó a su espíritu otro cuerpo para usar en esta ocasión? En cuanto a Elías, sabemos que no murió, sino que fue corporalmente trasladado al cielo (2° Rey.2:11). Moisés y Elías, parecen “en gloria”, “rodeados con resplandor celestial”, y conversan con Jesús acerca de su “éxodo” o partida que iba a cumplir en Jerusalén (Luc.9:31). No es necesario probar que la palabra “partida” hace referencia a los horribles sufrimientos y especialmente a la muerte del Señor. Mateo no toca el tema de la resurrección de la conversación entre Jesús y los dos. Simplemente declara que los dos estaban “en conversación con” o “conversando con” Jesús.

¿Porqué estos dos hombres? Le explicación más sólida es que ambos representan la LEY (Moisés) Y LOS PROFETAS (Elías). Ambas anunciaron al Mesías (La Ley = Su Justicia) y el cumplimiento de la profecía de toda la Biblia (“porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Apo.19.10b). Jesús vino a cumplir ambas (Mat.5:17; Luc.24:27, 44) y está en el centro de ambos, porque Jesús es el centro de todo, la ley y la profecía siempre apuntaron e indican a Jesús, es el centro en el programa divino y la consumación de todo.

v.4-8) Pedro ahora, nuevamente, no con una mala intención, al contrario, no egoísta (se preocupa de quienes estaba viendo), despertando de su sueño, no pensó antes de hablar (Luc.9:32-33), le consulta si quería Jesús que hiciera tres enramadas (Gr.skené=Tienda o choza de tela, tabernáculo, morada) en ese lugar. Una sugerencia humana (por lo tanto necia), como si ellos no tuvieran otros medio como protegerse del frío. No lo condenaremos otra vez a Pedro, si no daremos crédito a que realizó a lo menos la consulta, de la cual no tuvo respuesta verbal. En las Escrituras con frecuencia se indica la presencia de Dios mediante la mención de una nube. En varios casos, como también aquí, es una nube brillante, blanca o luminosa (Exo.13:21;16:10; 40:35; 1°Rey.8:10-11; Neh.9:19; Sal.78:14; Eze.1:4; Apo.14:14-16). Los discípulos vieron que esta nube de luz difusa cubrió a Jesús, a Moisés y a Elías. E inmediatamente una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el Amado, en quien tengo complacencia; ¡a él oíd!. La explicación ya se ha dado, porque con la excepción de “a él oíd”, son las mismas palabras que fueron dichas en el bautismo de Jesús (Mat.3:17). Estas palabras fueron oídas por Jesús y los tres discípulos: Pedro, Jacobo y Juan, a quienes se exhorta a que sigan prestando oídos a las palabras del Hijo amado del Padre, y que las reciban de todo corazón. Cuando formamos un cuadro con todo lo que ha sido claramente revelado en esta transfiguración : el rostro radiante de Cristo, sus vestiduras blancas, los visitantes resplandecientes, la nube brillante, y la voz amante del Padre, podremos entender que el propósito y revelación es exactamente lo mismo que Pedro, por inspiración del Espíritu Santo, resumió en estas palabras: “fuimos testigos oculares de su majestad… él recibió de Dios Padre honra y gloria (2°Ped.1:16-17). Así que en todo sentido la transfiguración de Jesús fue definidamente una experiencia positiva, alentadora y gloriosa tanto para él como para los discípulos que la presenciaron. Fue el Padre quien, en su gran amor por el Hijo, lo vistió de gloria y los animó con una fortalecedora reafirmación de su continuada complacencia, para que esto pudiera sustentarlo en la agonía que se acercaba aceleradamente. En el verso 6 vemos como estos tres hombres al ver la noche, la nube luminosa, manifestación visible de la presencia de Dios, y oír Su voz repentina que venía de la nube, todo combinado, se llenan de temor y temblor en sus los corazones y mentes, cayendo a tierra. Es lo que nos queda al estar frente a la presencia verdadera de Dios, Amén!. Sabiendo Jesús lo que estaban sintiendo, en su amor y perfecto trato con los suyos, se acerca a ellos tocándolos para que se levanten y no teman (Existen 365 “no temas” en la Biblia, uno para cada día del año). Esas palabras siempre en el momento necesario que alguien las necesita nos ayudan poderosamente, más aún al ser dichas por Jesús, es lo mismo que este diciendo “Ten ánimo”. Además Él cuida que todo lo vivido, con lo extraño, resplandeciente y majestuoso de la escena no se prolongue más allá de lo que ellos pueden soportar. Resultado: cuando Pedro, Jacobo y Juan recobran el control de sí mismos y alzan los ojos, ven que se ha desvanecido la nube resplandeciente junto con sus visitantes celestiales, de modo que los discípulos a nadie ven sino a Jesús. Ni siquiera él les causa miedo, porque la enceguecedora brillantez ha desaparecido, ya el acontecimiento ha terminado, solo queda el recuerdo. Que hermoso saber que nuestro Dios está preocupado en cada experiencia con Él que estemos bien emocionalmente, para no desconfiar.

v.9-13) Descendiendo del monte, Jesús da la instrucción de no decir nada de lo vivido hasta después de Su resurrección, ya que recién allí, se podría entender esta transfiguración (antes no). IMPORTANTE: Siendo la resurrección un tema de disensión entre saduceos y fariseos y escribas, veremos más tarde que Lucas aporta y escribe algo glorioso que también confirmará lo que sucedió con Moisés y Elías, me refiero al verso Luc.20:38. Amén. Ni aun una visión objetiva, que no es producto de la imaginación subjetiva sino de la revelación divina, como fueron las visiones del apóstol Juan en su vejez en la isla de Patmos, sirve en el caso presente. La declaración: “fue transfigurado” (v.2) y el comentario de Pedro excluyen la idea de una “visión” en cualquier forma. Lo que los tres hombres vieron fue algo tan real como la voz que oyeron. Esta orden de Dios produce una reacción en los discípulos y una confusión en la secuencia que ellos conocían. Hay varias interpretaciones de esta pregunta. En vista del contexto inmediatamente precedente, la más sencilla parece ser ésta: Jesús acababa de hablar de su resurrección de los muertos, sugiriendo su propia muerte inminente. Pero no solamente les parece extraño a los discípulos que el Mesías tuviera que morir (16:22), lo que también les preocupa es que su muerte, como ellos lo ven, dejaría sin cumplimiento la profecía mesiánica. ¿No están los escribas diciendo constantemente que según Mal. 4:5-6 (3:23, 24 en la Biblia hebrea) la venida del Mesías sería precedida por la de Elías? Probablemente llegaban a usar esta profecía para demostrar que Jesús, en consecuencia, no podía ser el Cristo, puesto que Elías aún no había regresado. Ahora los discípulos, por medio de su portavoz, ya habían confesado que Jesús es el Mesías (16:16), pero el no cumplimiento de la profecía con respecto a la secuencia de las dos venidas, primero la de Elías, luego la de Cristo, los tiene confundidos; porque aun cuando el Tisbita (1°Rey.17:1) obviamente aún no ha reaparecido sobre el escenario de la historia, “volviendo el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”, Jesús el Mesías no solamente ya ha venido sino que aun declara que está por morir. En vista de la predicción de Malaquías, ¿cómo es posible esto? Jesús confirma el punto de los escribas en la secuencia de los dos eventos (Elías primero, después el Mesías), pero corrige la posición literal que ellos estaban indicando (incluso los tres Pedro, Juan y Jacobo), que Elías tenía que volver como persona a realizar dicha profecía. Jesús les dice en el verso 12, que ya vino. Jesús estaba pensando en Juan el Bautista, cuya venida había precedido a la suya (de Cristo), y que de una manera digna había sido su precursor, preparando el camino para su propio ministerio. Para entender el sentido en el cual el Bautista no era Elías, como también el sentido en que sí lo era, es necesario combinar las tres declaraciones siguientes:

a. “Cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas (a Juan el Bautista) para que le preguntasen… “¿Eres tú Elías?, dijo: No lo soy ” (Jn.1:19, 21).

b. Jesús dijo: “Y si queréis recibirlo, él (Juan el Bautista) es aquel Elías que había de venir” (Mat. 11:14 y 11:10).

c. “(El niño prometido, Juan el Bautista) irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías” (Luc.1:17; 7:27).

Resumen: la profecía de Malaquías realmente había sido cumplida, en forma figurada, en Juan el Bautista, quien, puesto que venía en el espíritu y poder de Elías, merecía ser llamado “Elías”.

Después se esta luz dada por su Maestro, finalmente resplandeció la verdad en los tres hombres y ellos entendieron que antes les había estado hablando del Bautista como Elías. Salvo por el hecho de que todavía tenían dificultades para entender por qué el Mesías tenía que ser afligido y muerto, y que estaban a oscuras con respecto a la resurrección, el problema de ellos, el mencionado en el verso 10, ahora estaba resuelto. IMPORTANTE : Jesús siempre tiene la interpretación correcta de sus propias profecías y nos dará entendimiento cuando se lo pidamos. Gracias Señor Jesús. Amén.

CONCLUSION

La exaltación de Jesús, desde la resurrección hasta la segunda venida, se da a conocer anticipadamente en esta transfiguración, especialmente en los versos 1 al 8. Esta transfiguración tuvo el doble propósito de preparar al Mediador para enfrentar con valor su dura prueba, recordándole el amor constante del Padre (verso 5) y la gloria que seguiría a sus sufrimientos (Heb.12:2) y confirmar la fe de los que le siguen, hoy esto es para todos nosotros en este Siglo XXI. Confirmando lo que Pedro había declarado días antes en esa revelación donde Jesús edificaría su iglesia. Que perfección gloriosa. La ley y los profetas, siendo Él el centro del cumplimiento. Gloria a Jesús, como IBEP sintámonos privilegiados al comprender sus palabras. Sigamos oyendo a Jesús hablar. Amén y Amén.

APOYO ESTUDIO: IB MITEI

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