Lección: Mateo 19:16-30 Texto: 1°Tim.6:17
INTRODUCCION
Ya en esta nueva
etapa de su ministerio en Perea, como dijimos, se confirma que gente de ese
sector, no escuchó el Sermón del Monte,
incluyendo a religiosos y gentiles. Es por esto que Mateo describe las preguntas
realizadas respecto del divorcio y ahora un pasaje tan conocido como “el joven rico”,
que nos lleva a recordar las palabras en Mateo 6:19-21. Analicemos los aspectos
que quizás en otro momento no consideramos en este relato.
DESARROLLO
v.16-22) Marcos 10:16-17 deja en claro que
este evento ocurre inmediatamente después del episodio con los niños. Un joven
rico llega corriendo y se arrodilla delante de Él con una gran pregunta, que
seguro tenía en su corazón por tiempo y deseaba fervientemente una respuesta.
Para este joven el tema era la salvación es vital. Era rico (Mat.19:22),
tenía muchas posesiones materiales. Era joven (Mat.19:20), probablemente
no más de cuarenta años, quizás incluso mucho más joven. Era prominente
(Luc.18:18), siendo llamado “principal”, probablemente uno de los oficiales a
cargo de la sinagoga local, ósea era hombre de elevada reputación, de excelente
conducta exterior, un individuo virtuoso. Estaba ansioso de saber que más le
faltaba. Seguro como a muchos les ha pasado y les puede suceder hoy, según la
comprensión que tengan de Jesús y cual es su obra principal, este joven no encontraba
lo que podía dar reposo a su alma. Con premura quería resolver el problema. Pregunta:
¿qué “cosa buena” debo hacer para poseer la vida eterna? El comprendía
que aún no había alcanzado la vida eterna, ni siquiera en principio. Fue a la fuente
principal y lo llama “Maestro bueno”, lo cual Jesús tomará en cuenta en
el siguiente verso. Es interesante saber que pese a ser rico, no estaba tan
afanado en las cosas de esta tierra, como para no preocuparse de la eternidad,
se dio el tiempo (Lo contrario a lo que puede suceder hoy). Deja ver que (“cosa
buena”), para el, la salvación era por las obras, lo que confirma en el verso
20, al indicar que guardaba los mandamientos, como todo Judío lo sabia desde Exo.20;
Deu.5 y en resumen de Deu.6:5; Lev.19:18. El le respondió: ¿Por qué me
preguntas acerca de lo que es bueno? Hay uno que es bueno, y si quieres
entrar en la vida, guarda los mandamientos” (BTX3) Esto es lo que responde
Jesús en los textos originales. Ciertamente lo que Dios pide en su ley es
bueno, porque Dios mismo es el Sumo Bien. ¿Por qué preguntar a Jesús acerca de
“lo que es bueno” cuando Dios el Padre lo ha revelado en forma tan clara? Si el
que formula la pregunta piensa que podrá obtener la vida eterna haciendo bien,
entonces que guarde los mandamientos. Y como el joven los ha estado guardando
(v.20), le pide que sea más específico. Y en el v.18) agrega ¿Cuáles?. Jesús se
los nombra haciendo alusión desde el quinto en adelante que dañan al prójimo,
pero con algún propósito especial deja el quinto para el final, claro esta que
seguro cumplía los cuatro primeros hacia Dios. La reacción del joven muestra
claramente que su actitud hacia la observancia de los mandamientos era de un
carácter superficial, que de ningún modo estaba en armonía con la
interpretación profundamente espiritual y penetrante de ellos, por eso le dijo:
Todas estas cosas he observado; ¿qué me falta todavía?; Aquí la
limpieza superficial está luchando con el profundo descontento. Este joven
trata de hacerse creer a sí mismo que todo está bien; sin embargo, en su
interior está patéticamente turbado. ¿Ha amado realmente a su prójimo como a sí
mismo? Entonces, ¿por qué esta falta de paz de mente y corazón que lo ha hecho
correr a Jesús con su ansiosa pregunta: “¿qué me falta todavía?”. Se escaneó a
si mismo y quiso decir ¿Qué otra obra adicional debo hacer por sobre todo lo
que ya he hecho, porque ‘desde mi juventud’ (Mar. 10:20; Luc.18:21) he
observado la ley de Dios?” (Mostrando su reputación externa que lo hacía prominente).Pese
a esta respuesta, Jesús amó a este joven, no solamente apreció su “preocupación
por la virtud y la buena conducta externa”, sino que también debe haberse
sentido conmovido por la lucha que estaba experimentando. Pero Jesús también
sabía que había algo terriblemente incorrecto en este joven rico. Sus
posesiones materiales lo tenían esclavizado (v.22). ¿Amaba a su prójimo como a
sí mismo, realmente? La respuesta es No. Jesús lo sabe todo.
¿Estaba
realmente dispuesto a seguir todo el camino por el que Dios, por medio de la
voz de Jesucristo, le dirigiría? No lo estaba, como se hace evidente en el v.21.
donde Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve y vende todas tus posesiones
y da (su producto) a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo”. Podríamos preguntarnos:
“Pero al dar esta orden al joven, ¿no estaba Jesús respaldando la doctrina de
“la salvación por las buenas obras’?” ¿No debiera más bien haberle dicho:
“Confía en mí”?; la respuesta “Confía completamente en mí” era
exactamente lo que el Señor le estaba diciendo, porque ciertamente sin una
confianza completa y una entrega total a Aquel que estaba dando la orden, el
joven rico no habría podido vender todo lo que tenía (Luc.18:22) y dar el
producto a los pobres. Esta era la prueba, para llegar a ser perfecto, es
decir, maduro espiritualmente (Plena confianza) y por ende entrar al reino de
los cielos. Jesús estaba con ello haciéndolo elegir a que Dios serviría (a Dios
o a las riquezas, Mammón). Su reacción fue “tristeza”, “decayó su semblante” (Mar.10:22;
Gén.4:6). Puesto ante la elección de rendirse a Cristo o aferrarse a su riqueza material (que eran muchas), él
elige lo último. La demanda que Jesús había hecho a este hombre confundido era
adecuada en la circunstancia particular y su estado mental. El Señor no pide a
toda persona rica (Ejemplo: Abraham o a José de Arimatea que haga exactamente
lo mismo). Hay personas opulentas que, hablando en general, están viviendo para
sí mismos. Lo que ellos contribuyen para la causa de los demás está
completamente fuera de proporción con lo que ellos conservan para sí mismos.
Sin embargo, hay otras personas ricas que están dispuestas a desprenderse de
todo, para ayudar a los demás, incluyendo aun a los que no son generosos (Gén.13:7-11;14:14);
y quienes, motivados por la gratitud, están constantemente edificando y dando
ofrendas a Dios (Gén.12:8; 13:18; 15:10-12; 22:13). Ese es el asunto principal.
v.23-30) Entre los versos 23, 24 y 25 se muestra
que los discípulos entendían que “entrar en el reino” significaba “ser salvo” u
“obtener la vida eterna”. Por lo tanto, con gran énfasis Jesús está diciendo
que “un rico con dificultad entrará en el reino de los cielos” (así
literalmente). ¿Difícil? Sí, tan difícil que será aun “imposible”. Nótese el
arreglo gradual hacia un clímax de pensamiento, al reforzarlo Jesús cuando dice
que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre
en el reino de los cielos. Debemos recordar que esto indica un camello
verdadero, y definir o recordar que “el
ojo de la aguja” era la puerta estrecha de la ciudad, puerta que según este
razonamiento sólo permitía el paso del camello de rodillas y sin carga (Ya que
no podríamos lingüísticamente cambiar la palabra “camello” por “cable” o “hilo”).
El Señor quiere decir claramente que es imposible para un rico, por su propio
poder, tratar de abrirse paso o introducirse al reino de Dios. ¡Tan poderoso es
el dominio que la riqueza tiene sobre el hombre natural! Lo tiene sujeto con su
hechizo, y de este modo se le impide obtener la actitud de mente y corazón que
se necesita para entrar en el reino de Dios (1°Tim.6:10). Sin embargo, Jesús con esto va directo a su propósito. Dejando firmemente
plasmado en la mente de los discípulos, la verdad que la salvación, de
principio a fin, no es un “logro” humano. El hecho de que la “necesidad extrema
del hombre es la oportunidad de Dios” se verá en ese verso (26). Por eso en el
asombro de los discípulos al oír esto, se dijeron: Entonces, ¿quién puede
ser salvo?. La palabra asombro aquí es “llegaron a estar sin sentido”, al
punto de pensar que nadie entonces podría salvarse. Para llegar a esta
conclusión ellos probablemente hayan razonado que aunque no todos los hombres
son ricos, sin embargo aun los pobres anhelan llegar a ser ricos; por eso,
todos los hombres, ricos y pobres por igual, confían en las riquezas; por lo
tanto, no pueden salvarse. De nuevo, los discípulos con sus cosas humanas y sin
sentido espiritual. Por eso, el amor y ternura
de Jesús, “fija los ojos en ellos” y les dice que “para los hombres esto es
imposible”, pero para Dios todo es posible. Amén. “Para los hombres esto es
imposible”, quiere decir exactamente eso. En cada punto, principio
(justificación), medio (santificación) y fin (glorificación), el hombre es
completamente dependiente de Dios para su salvación. Por sí mismo el hombre
nada puede hacer. Si ha de ser salvo, debe nacer de nuevo “de arriba” (Jn.3:3,
5). Aun cuando es por fe ¡fe dada por Dios! (Efe. 2:8), ella nos vuelve a Dios
para hacerlo, debemos ser capacitados y sostenidos cada día, hora, minuto y
segundo por la gracia omnipotente de Dios, al permanecer en Él. Aquí no hay
lugar para la religión de este joven (o cualquiera de nosotros que pretenda
salvarse por las obras), que era la religión corriente entre los judíos de ese
tiempo.
Él es quien,
por medio de Cristo, puede salvar hasta lo sumo (Heb.7:25). Gracia que se extiende aun hasta el
más decidido e implacable perseguidor de cristianos, Saulo de Tarso. Con esto Jesús
ya ha comenzado a revelar cómo se produce esta salvación por medio del Mediador.
V.27) Reaparece Pedro (como nos tiene acostumbrados) con una pregunta de curiosidad
santa y a la vez mercantilista donde le pregunta a Jesús, que obtendrían ellos
que lo habían dejado todo por Él y que tendrían en los cielos, no
dándose cuenta de lo que había dicho Jesús, que toda la salvación provenía de
Dios. V.28) La respuesta consoladora de Jesús es maravillosa, especialmente si
se considera cuán lejos de la perfección estaban los hombres a quienes fue dada
(Bueno, lo mismo hoy para nosotros). Jesús asegura a estos doce discípulos (excluyendo
a Judas, puesto que será reemplazado), que aunque es Dios solo Autor de la
salvación, ellos mismos serán ricamente recompensados por el sacrificio que han
hecho y están haciendo. El hecho de que Dios se complace en otorgar a sus hijos
la recompensa de gracia está claramente establecido en las Escrituras y hay
muchos versículos que lo respaldan en ambos testamentos. (Solo un par de muchos.
Dan.12:3; 2°Juan 1:8, Apo.3:21). Promesas en el cielo nuevo y tierra
nueva, en el universo renovado, donde nada inmundo entrará (Apo.21:27). Los
Doce, que han seguido a Jesús aquí y han permanecido fieles a él en sus
tribulaciones (Luc.22:28), van a recibir una recompensa especial: serán
preeminentes entre todos los miembros que pertenecen al nuevo Israel en
reflejar la gloria de su Señor y Salvador. Los que han estado más cerca de
Jesús aquí, también estarán más cerca de él allá, Amén!. Tanto los del AT (Israel)
como los del NT (Iglesia), que al final son un solo Israel (Rom.11:25-26). La promesa general dirigida a todos
los verdaderos seguidores del Señor se encuentra en el v. 29., para todos los
que en esta vida han elegido a Cristo por sobre toda cosa y persona, aun por
sobre sus parientes más cercanos y sus posesiones más preciosas. Ellos han
hecho el sacrificio, dice Jesús, “por causa de mi nombre” (Mar.10:29) quiere
decir “por mi causa”. El nombre de Jesús indica a Jesús mismo como él se ha
revelado a sí mismo. Lo interesante es que el Mesías no oculta que recibirán “cien
veces más”, que sería un reembolso aquí en la tierra, además de la vida
eterna. Dios no dejará sin recompensa a los que por el evangelio dejan, entregan,
ofrendan, y pese a las persecuciones vividas o que vengan, deciden por Él.
Jesús les recompensará (Pro.15:16; 16:8; Heb.10:34) (Si uno lo hace sin pensar en esto, igual que el joven rico, pero al
revés que si estaba pensado en lo que perdería). REFLEXION PRACTICA : ¿Quien hoy deja
cosas por Jesús, Su evangelio y hace lo que Él le pide ? Solo comentar. Termina Jesús esta tremenda clase con
un verso que siempre decimos, pero debemos ubicarlo en el contexto : v.30. Pero
muchos primeros serán últimos, y (muchos) últimos primeros. Nos recuerdan
las palabras que Jehová dirigió a Samuel: “Jehová no mira lo que el hombre ve;
pues el hombre mira la apariencia externa, pero Jehová mira el corazón” (1° Sam.16:7).
Los “primeros” son aquellos que debido a su riqueza (joven rico), educación,
posición, prestigio, talentos, etc., son altamente considerados por los hombres
en general, a veces aun por los hijos de Dios. Pero puesto que Dios ve y conoce
el corazón, muchas de esas mismas personas quedan en una posición que está por
detrás de los demás; en realidad, algunos podrían estar completamente excluidos
de los salones de la gloria. No hay, al parecer, razón alguna para decir que
Jesús quería decir que todos los que “serán últimos” van a perderse o estar
fuera del reino. El hecho es: no solamente hay grados de sufrimiento en el
infierno (Luc.12:47-48), también hay grados de gloria en el cielo, en la
eternidad con Dios (1°Cor.15:41-42). Sin embargo, habrá sorpresas!. No
solamente ocurrirá que muchos de los que ahora se consideran pilares de la
iglesia serán últimos, sino que muchos que nunca ganaron fama, serán primeros
en el día del juicio (Mar.12:43, 44; Mat. 26:10-13). Los discípulos, que
continuamente estaban disputando acerca de su rango debían tomar nota, y hoy
esto es para nosotros.
CONCLUSION
Este joven rico religioso, parece haber estado convencido
de que ya ha observado toda la ley, pero se pregunta si quizás hay alguna buena
obra adicional que deba cumplir para ser salvo, mostrando lo superficial de su
comprensión. Jesús le dice que debe vender todos sus bienes y dar el producto a
los pobres (al prójimo), profundamente desilusionado con la respuesta, se va.
Quizás cuantas veces lo que Jesús nos dice nos pone tristes porque no es lo que
esperamos! Somos muy auto referentes aquí y creemos que lo que hacemos nos
salva. Aún los discípulos se confunden y dicen “Entonces, ¿quién puede ser
salvo?”; Jesús asegura a sus discípulos que en vista de su sacrificio
voluntario les espera una rica recompensa en el universo restaurado (reino de
los cielos); también aquí y en la vida venidera tendrían una recompensa de
gracia, todos los que han hecho sacrificios por la causa de Cristo. Solamente
tienen que guardarse para que no los domine el espíritu materialista y mercantil
de los tiempos, porque “muchos primeros serán últimos, y (muchos) últimos
primeros”. Dios ya ha visto nuestro corazón y nos conoce. Gracias por
despegarnos cada vez más de esta tierra y llevarnos a la verdad de la eternidad
con estas Escuelas. Gloria a Dios para siempre!!!.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI