Lección: Mateo 7:12 Texto: Romanos 13:10
INTRODUCCION
Aunque
sea un solo versículo que la Biblia nos enseñe, tenemos una riqueza insondable,
ya que es aquí, donde Jesús concluye magistralmente lo que comenzó a enseñar
desde Mateo 5:17, respecto de la perfecta Ley divina. Tomémonos estos minutos
para escudriñar esta práctica que todos deberíamos tener. Para Dios no hay una unidad
de medida, ya que en Él todas las cosas son uno, y este es el propósito final cuando
ora en Juan 17:21 en favor de todos nosotros. En Juan 10:30 ya había señalado “Yo y el Padre uno somos”, colocando la base de su esencia. Sin embargo, para nuestra finita mente y capacidades
limitadas, provocadas por la caída del hombre, el Eterno tuvo que dar a conocer
sus diez mandamientos para los suyos y la raza humana, para tener una regla de
medir, una plomada, una norma donde mirar y comparar. La verdad es que estamos
llenos de unidades de medida para poder comprender nuestra existencia, todas
creadas por el hombre para tratar de conocer las cosas, ser justos y equitativos,
incluso para encontrar nuestro origen y destino.
DESARROLLO
Todas la herramientas que el hombre ha creado para medir algo, deben
estar listas para ser usadas cuando se necesiten. Un carpintero usa su regla,
un comerciante su pesa, el doctor su termómetro, un buzo el reloj de oxígeno, quien
es eléctrico su amperímetro y muchos más; los científicos tienen muchas
unidades de medida para toda la gama de complejos números exactos matemáticos
que han definido para las diferentes materias conocidas en la tierra (Ejemplos
: Número “Pi” que es irracional y que sirve para cálculo infinitesimal, El número “e” como constante matemática
irracional y muchos otros,
se calculó la velocidad de la luz, la gravedad, etc. y son números que no pueden
ser alterados en una 10 elevado a menos 60, ya que si así fuera la vida no
existiría. La ciencia hoy está confirmando el diseño perfecto de un Dios
perfecto).
Esta regla de oro dictada y establecida por Jesús
podría compararse con algunas frases que otros hombres han dicho en la
historia. Sin embargo, lo primero que debemos analizar es que existen dos
formas de plantearlas, en forma negativa o positiva. Por ejemplo cuando se dice
“no adulterarás” es una forma negativa para lograr hacer lo bueno. El filósofo
chino Confucio dijo (en Mahabarata XIII. 5571) : “Nada hagas a tu
prójimo que después no quieras que tu prójimo te haga a ti” , algo parecido
en su expresión, pero negativamente. Al usar esta forma negativa deberíamos
decir algo así : “No mates a tu prójimo y no le robes su esposa, o su posesión,
porque a ti no te gustaría que él te haga esto, así que deja a tu prójimo en
paz”. Con lo dicho por el Maestro habría
que reconocer que la forma positiva de la regla es mucho mejor. Sin
embargo, aun en su forma negativa esta regla puede ser interpretada en forma
mucho más favorable. Puede también significar: “No trates a tu prójimo en
ninguna forma que sea inferior al amor que es genuino”. Así presentado, lo
negativo incluye lo positivo. Para ser justos con Confucio, ¿no debemos
reconocer que él tenía por lo menos algo del significado positivo en mente? ¿No
son las palabras que preceden al precepto citado: “Esta es la suma de toda
verdadera justicia: Trata a otros como quieres ser tratado”? Ciertamente
esto es positivo.
Jesús enseña que la ley de sus mandamientos negativos (“No robarás; “No
cometerás adulterio”, etc.) se cumple obedeciendo la norma positiva: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo” (Mat. 5:21; 19:19; 22:39). Leamos Rom.13:9 que es concluyente en este punto. Las
enseñanzas de Cristo dan énfasis al amor al prójimo, no solamente es un
tratamiento bondadoso, un amor que, además, es otorgado al un enemigo, dando
mayor énfasis a lo que dicen otros fuera del cristianismo. Concluimos que una regla
expresada negativamente es útil también, pero inferior a una expresada
positivamente.
Si nos vamos al A.T. hay muchas reglas negativas, que al final siempre
le costaron ejecutarlas a los Israelitas, lo mismo con las dichas por otras
religiones no cristianas. Veamos Lev.19:18;
Jer.7:6; Eze.18:7-8; Zac.7:10, 8:17 en
forma negativa, y los siguientes versos en forma positiva Isa.1:17-18; Jer.7:5; Amos 5:14-15; Miq.6:8; Eze.18:21;
Mar.12:29-34; Gal.5:13-14.
Sin embargo, hay importantes
diferencias entre la Regla de oro de Cristo y cualquiera otra que
se le parezca. Estas diferencias son las siguientes:
1. El profeta
religioso no cristiano considera su regla como un requerimiento que el hombre
está en condiciones de cumplir por medio de sus propias fuerzas, o, en el mejor
de los casos, con la fuerza de alguien o algo distinto del Dios verdadero
revelado en Jesucristo. Las Escrituras niegan enfáticamente que el hombre
tenga esta capacidad (Jn. 3:3, 5; 2° Tim.
3:2; Tito 3:3). Sin la operación del Espíritu Santo en los
corazones y vidas de los hijos de Dios, es imposible una obediencia
(siquiera en principio) sobre la que puede descansar la plena aprobación divina
(Rom. 7:24; 8:3-8; Fil. 2:12, 13; 2° Tes. 2:13).
2. El religioso
liberal tiene la tendencia de separar la regla del amor hacia los hombres (amor
caritativo, obras buenas) del mandamiento de amor hacia Dios (El que realmente nos
salva), que es la base, minimizando la importancia de éste. Según ellos lo
importante en la vida es, prestar servicio a los semejantes. Para apoyar su
afirmación también apelan a la Regla de oro de Cristo. Pero una apelación de
este tipo es injustificada, porque en el sermón la Regla de oro va precedida
por un extenso discurso en que Jesús, por clara inferencia nos enseña a amar
a Dios por sobre todas las cosas. Como se ha mostrado, esto significa
la devoción interior del corazón a Dios y una confianza no dividida en él, en
medio de todas las circunstancias de la vida. Ahora bien, es a la luz de esa
actitud hacia nuestro Padre celestial que nosotros, como hijos suyos, somos
exhortados a amar a nuestro prójimo, a quien Dios creó a su imagen. Por cierto,
la regla de los modernistas se asemeja a la Regla de oro de Cristo, pero no es
la misma. Su música es la misma en tonalidad, pero no en calidad,
así como la nota tocada en el piano difiere mucho en calidad de la misma nota
tocada en el órgano. El instrumento musical que está tras la nota-esto es, el
trasfondo-es diferente.
3. La misma gente que
comete el error señalado en el punto 2 generalmente entiende mal el propósito
de la regla, como si significara: “Por lo tanto, todo lo que queréis que la
gente haga por vosotros, así haced también por ellos, porque al fin eso tendrá
recompensa”. Donde la honestidad, es “la mejor política”. De este modo el oro
de la regla se degrada, convirtiéndose en algo que sólo para mí pudiera ser
útil, y que quizás tampoco agrada a Dios. La verdadera Regla de oro de
Cristo es diferente, por eso termina con las palabras “porque esta es
la ley y los profetas.”
En verdad, el
resumen de la ley y los profetas (Del Antiguo Testamento), es el amor (Mat.
22:37-40); y el amor honesto y verdadero incluye la negación de sí mismo y el
altruismo (procurar el bien ajeno aún a costa del propio), lo que se expresa en
forma hermosa en pasajes tales como : Isa. 53:4-6, 12;
Mat. 20:28; Mar. 10:45; Jn. 3:16; 10:11; Rom. 8:32; 2° Cor. 8:9; Gál. 2:20; Efe. 5:2;
1° Tim. 1:15, 16 y 1° Ped.
2:24.
CONCLUSION
Concluimos
así, que este verso cierra la larga
división introducida desde Mateo 5:17, ya que solo a través de la obra de
Cristo en los corazones humanos se podrá cumplir “la ley y los profetas”.
Este verso se vincula y conecta con los versículos de la clase anterior y en
especial el 11 “¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará buenas cosas a los que
le piden?”. Por lo tanto, por la gratitud hacia los dones continuos del Padre, debemos
amar a nuestro prójimo de la misma manera que queramos que ellos nos amen, con
el fin de que la corriente de amor hacia los que no lo merecen pueda fluir
continuamente, no solamente hacia nuestros corazones, sino también a través y
desde nuestros corazones hasta que alcance aun al más indigno. Así, por cierto,
seréis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol
sobre malos y buenos, y su lluvia sobre justos e injustos (5:45)”.
Verdaderamente, ésta y solamente ésta es la Regla de oro. En Romanos 13:10 Pablo
lo enseña diciendo que el amor es el cumplimiento de la Ley, por lo que amar a
Dios (1° al 4° Mandamiento) y al prójimo (5° al 10° Mandamiento) es lo que
positivamente debemos hacer. Amén!
APOYO ESTUDIO: IB MITEI