ADVERTENCIA EN EL CAMINO

ADVERTENCIA EN EL CAMINO

Lección: Mateo 7:15-20 Texto: Colosenses 1:10

INTRODUCCION

La perfección en el plan de salvación de Dios en Jesucristo, incluye las advertencias para aquellos que han decidido entrar por la puerta estrecha y seguir el camino hasta llegar a la vida eterna. De las siguientes instrucciones se desprende algo muy relevante en todo tiempo, que Dios sabe y conoce que existiría. Para la preservación de sus hijos, que naturalmente Dios hará, aquí veremos que de ningún modo podemos eliminar toda preocupación, sino que por medio de la perseverancia de ellos, en este aspecto, también Dios estará con ellos. Debemos estar atentos a los engaños del enemigo y su astucia para intentar sacarnos del camino usando a los falsos profetas.

DESARROLLO

Esta advertencia va a ser un principio divino para mantenernos en el camino. Cuidarnos en esta peregrinación mientras estemos aquí, esperándole y siendo transformados a su imagen por su Palabra y su Espíritu que está en nosotros.

V.15> La base en las advertencias está en los escribas y fariseos como se ha venido estudiando, a quienes ya trató de hipócritas en sus enseñanzas (Mat.6:2, 5, 16), sin embargo, ahora podemos incluir otros tipos de personas que cumplirán con estas mismas características. Para comenzar debemos definir que un profeta verdadero es portavoz de Dios, es comisionado por El y lleva el mensaje de Dios a los hombres. Podemos ahora concebir al “falso profeta” como alguien que se ha designado a sí mismo y como una persona que, aunque pretende proclamar la verdad de Dios, realmente proclama su propia mentira. En este verso la palabra usada en el original para “falsos profetas” es pseudo-profetas (Mat. 24:11, 24; Mar. 13:22; Luc. 6:26; Hch. 13:6; 2° Ped. 2:1; 1° Jn. 4:1; Apo. 16:13; 19:20; 20:10).

En formación es similar a “falsos hermanos” = pseudo-hermanos (2° Cor. 11:26; Gál. 2:4),

falsos ministros” = pseudo-apóstoles (2 °Cor. 11:13); “falsos maestros” = pseudo-maestros (2° Ped. 2:1); “falsos habladores” = pseudo-habladores (mentirosos, 1° Tim. 4:2),”falsos testigos”= pseudo-testigos (Mat. 26:60; 1° Cor. 15:15), y “falsos cristos” = pseudo-cristos (Mat. 24:24; Mar. 13:22). Donde pseudo significa falso o fingido.

Jesús advierte a sus oyentes: “Cuidaos de” literalmente, mantened (vuestras mentes) apartadas de - los falsos profetas, hermanos, ministros, maestros, testigos y finalmente cristos.

Y la razón para esto es que aunque vienen vestidos de ovejas, vestidos de lana, como si fueran ovejas, sin embargo interiormente son lobos rapaces, salvajes (Mat.10:16; Luc. 10:3; Juan 10:12; Hch. 20:29). Evidentemente son falsos, hipócritas y sus objetivos no son la salvación de quienes los escuchan y/o siguen, son egoístas, egocéntricos y maliciosamente pretenden extraviar a los que van por el camino. El N.T esta lleno de referencias a estos personajes, que ya ampliamos un poco para estar muy, pero muy atentos. Dejaremos abajo una cantidad de versículos que puede en su hogar y estudio particular leer (No en esta Escuela).

Los falsos profetas son los representantes del poder de las tinieblas (Col. 1:13; Luc. 22:53; Hch. 26:18; Efe. 6:12) disfrazados como ángeles de luz (2° Cor. 11:14). Estos no tienen la autorización divina y presentan su propio mensaje, diciendo a la gente lo que les gusta oír. En el Antiguo Testamento ya se anuncian y se conocen(Isa. 30:10; Jer. 6:13; 8:10; 23:21). Este es el tipo de profeta que, cuando es inminente la derrota, dirá: “Sube y serás prosperado” (2° Cró. 18:11). Gritará: “Paz, paz”, cuando no hay paz (Jer. 6:14; 8:11; Eze. 13:10). Sus palabras son más suaves que el aceite (Sal. 55:21; Jn. 10:1, 8).

La advertencia de Jesús contra los falsos profetas tiene hoy una vigencia tremenda, sino sólo vea en los siglos pasados y en los medios sociales y noticias, como muchos dicen fechas, eventos y decretan cosas “de parte de Dios”, que no se cumplen. Con una sola vez que alguien diga o pronuncie algo que “supuestamente” Dios dijo y no se cumple, estamos frente a un falso profeta. En la actualidad las siguientes son algunas de las frases de batalla usadas por los representantes modernos de esta secta del engaño: “El cielo y el infierno son mitos”; “El Dios de amor no permitirá que alguno sufra un castigo eterno”; “Satanás es un mito”; “El pecado es una enfermedad. Nada tiene que ver con la culpa. Líbrate del complejo de culpabilidad”; “El individuo no es responsable por sus así llamados pecados. La culpa, si es que hay alguna, es de los padres o de la sociedad”. ¿Usted ha visto a un lobo cazar?, ¿Ha visto como ese proceso? Eso puede buscarlo en los canales de estudios de animales.

La intención destructiva de las operaciones de estos obradores de maldad es indicada por la palabra que Jesús usa para describirlos: “lobos rapaces”. Los lobos, con sus fuertes quijadas, con sus agudos colmillos y su astucia diabólica, atacan, toman, y matan su presa sin ninguna misericordia. El adjetivo rapaces enfatiza su codicia y crueldad. Está relacionado con el verbo arrebatar o agarrar (Jn. 10:12: “y el lobo las arrebata”). Esta palabra “rapaces” o “codiciosos”, usada ahora para describir a individuos que arrebatan (“extorsionistas”), también aparece en Luc. 18:11; 1° Cor. 5:10, 11; y 6:10. La iglesia de Cristo, en toda época, debe estar en guardia contra quienes distorsionan la Palabra de Dios para provecho propio. Aunque el hablar de ellos sea muy suave y zalamero, ellos constituyen un verdadero peligro contra el cual los creyentes deben armarse (Efe. 6:10).

La proyección de este verso, dado como advertencia en el avance de este camino, es para que los creyentes tengan clara la consumación final de este, en Apocalipsis. Cristo dice del falso profeta, uno que viene vestido de oveja pero interiormente es un lobo rapaz, apuntando a Apo. 13:11 donde se revela la bestia con “dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón”, puede ser también comparables. En ambos casos la esencia interior está en conflicto con la manifestación exterior. Satanás es la máxima en esto, el falso mensaje, así como Jesús la máxima en la verdad de Dios.

V.16-20 > Jesús magistralmente, dice ahora “por sus frutos los conoceréis”. Claro que sí, esta será la única manera en que podremos darnos cuenta que estamos frente a un falso. Así como no se recogen uvas (fruto noble) de los espinos (mala hierba), ni higos (muy preciosos) de los cardos (una necedad), así de verdadero es que lo que glorifica a Dios no proviene de un falso profeta. El buen fruto demuestra que el árbol del cual procede es sano y fue regado con agua no contaminada. El fruto sin valor muestra que el árbol del cual cayó está enfermo y/o fue regado con agua sucia o contaminada. No puede ser de otro modo. Lo que el hombre es en su ser interno llega a expresarse exteriormente, especialmente en palabras y hechos. “El buen hombre, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Leamos Lucas 6:44-45). El carácter se revela a sí mismo. Por cierto, el profeta falso podría engañar a la gente por poco tiempo y esconder su rostro verdadero tras una máscara de piadosos hechos y palabras. Esto no puede durar. El fruto mostrará el verdadero carácter del árbol.

¿Qué se quiere decir por este fruto? ¿Se refiere a lo que una persona enseña o a cómo se comporta? De los versos de la lección de hoy, se refiere a lo primero (“… habla la boca”), donde lo que se enseña es fruto de la persona que lo hace “la calidad de la enseñanza tiene el primer lugar”, y estamos frente al máximo Maestro escuchando esta advertencia. Al comparar diligentemente con las Escrituras las enseñanzas del que se presenta como profeta, generalmente no será difícil determinar si es siervo de Dios o del diablo, Deu.13:1-5. Sin embargo, la palabra “fruto” generalmente incluye más que enseñanzas. En la forma usada en el N.T, también indica la vida o conducta de la persona, como lo demostrará un examen cuidadoso de los siguientes pasajes (Luc. 3:8-14; Jn. 15:8-10; Gál. 5:22-24; Efe. 5:9-12; Fil. 1:11; Col. 1:10 y Stg. 3:17, 18).

De muchísimos pasajes aprendemos que “todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego”, Jn. 15:6-7.

Para un mayor énfasis, Jesús repite la importante afirmación: “Por sus frutos los reconoceréis”  en el verso final (v. 20).

CONCLUSION

Nuevamente es extraordinario Jesús, al darnos esta gran advertencia, que en el camino de nuestra peregrinación como sus hijos, tenemos una gran responsabilidad al ser oyentes, debiendo analizar cuidadosamente lo que se nos enseña de la verdad divina (La Escritura), para no ser regados con agua sucia, que aparentemente puede parecer limpia, pero que al final, en el concho tiene partículas microscópicas de veneno. Peor aún si nos dicen algo en el Nombre de Dios y luego no se cumple, ya que estamos ahí, frente a un falso profeta. La mayor profeta es la Palabra y el mayor de ellos Jesús. Así nosotros mismos tendremos progreso en el camino y podemos enseñar la verdad, al ser transformados por ella en nuestro carácter, dando ese fruto preciado que Jesús vendrá a buscar cuando regrese. Es como que Jesús dijera “En vuestro camino hacia la gloria, notad cuidadosamente estos frutos, cualesquiera que sean, para que no seáis engañados, y vuestro progreso pueda ser asegurado”. Amén y amén.

Ref.para lectura en su hogar = Mat. 27:20; 28:12-15; Jn. 7:41, 42; 9:29; Hch. 2:13; 8:18, 19; 15:1; Rom. 6:1; 16:17, 18; 1° Cor. 15:12; 2° Cor. 10:10; Gál. 1:6, 9; 3:1; 4:17; 5:2-4; Efe. 5:3-14; Fil. 3:2, 17-19; Col. 2:4, 8, 16-23; 2° Tes. 2:1, 2; 3:6, 14; 1° Tim. 1:3-7, 18-20; 4:1-5, 7; 6:20, 21; 2° Tim. 2:14-18; 3:1-9; 4:3, 4; Tito 1:10-16; 3:9, 10; Heb. 6:4-8; 10:26-28; Stg. 2:17; 2° Ped. 2:1; 3:3, 4; 1°Jn. 2:18; 4:1; 2° Jn. 10; 3° Jn. 9, 10; Judas 4; Apo. 2:9, 14, 15, 20-24; 3:9.

APOYO ESTUDIO: IB MITEI

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