Lección: Mateo 7:24-29 Texto: 1°Corintios 3:11
INTRODUCCION
La multitud que escuchó el sermón en
este monte, llamado Cuerno de Hatín, alrededor de Capernaum, disfrutó de
las más grandes palabras que alguien en la existencia de la humanidad pudo
haber expresado, la gracia de los labios de Jesús (Sal.45:2), comenzando con la
actitud que los hombres debemos tener hacia Dios y hacia los demás (Bienaventuranzas),
siguió linealmente enseñando, corrigendo y exhortando con amor a los que jamás
se saldrán del camino angosto, a los peregrinos, que hacen, practican y son
verdaderos hijos de Dios, ya no queda duda respecto a esto. El fin del camino
es mostrado como una parábola de dos constructores, uno mejor que el otro y con
resultados de la misma manera. La vida eterna es real y si conocemos este sermón,
lo aplicamos en nuestras propias vidas, no tendríamos porque no obtenerla.
DESARROLLO
V.24-27 > El verso 24 indica que “cualquiera” (Eso es
tal cual, cualquier persona de nación, tribu, lengua o raza, que haya nacido en
este planeta tierra) “que me oye estas palabras”, haciendo
alusión a TODO EL SERMON DEL MONTE (Desde Mateo 5:1 a 7:29), hoy es para
nosotros como Iglesia IBEP, que desde el 31 de Marzo de 2024 hemos recibido en
profundidad “estas palabras” y las hemos oído, va terminando Jesús en forma perfecta,
tal como comenzó, con esta parábola, poniéndonos como constructores de nuestra
vida, la cual depende de lo que pensamos, decimos, hacemos y practicamos
diariamente. Esta es la principal CASA a la cual Dios hace referencia en el
Evangelio, “una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”
(2°Cor.5:1b). Ciertamente como se escucha siempre, es el anhelo de todo hombre,
padre de familia o mujer, llegar a tener su casa propia, para estar con los
suyos cómodos e independientes, en esta tierra, en un hogar feliz. Espiritualmente
VIVIR significa EDIFICAR. Recordemos antes, que la construcción de casas en
aquel tiempo no era la misma que las de hoy, las exigencias y los materiales
eran diferentes, Jesús ya había dicho que el ladrón podría entrar, hacer un
forado en la pared, o por el techo (Mat. 6:19, Mar.2:4). Pero ¿dónde comienza esa
construcción?, sino en el cimiento, la base, el fundamento. Hoy cuando se
quiere construir algo grande, se hacen estudios de mecánica de suelos, cálculos
de estructuras y análisis de las filtraciones de aguas posibles en el lugar,
etc. y según los arquitectos y constructores, es donde más se debe invertir,
constituyendo a veces casi un 50% o más del gasto total de la casa o edificio.
Por esto Jesús termina aquí con DOS CONSTRUCTORES diferentes. Analizaremos esta
parábola y los elementos que presenta.
1° Modo o tipo de construcción de
la casa; 2° Prueba
que viene sobre la casa y 3°
Resultado de la prueba y razón para este resultado.
1° En común, aquí los dos constructores
van a levantar sus viviendas en un valle que contiene el lecho de un río. Durante
la estación seca este lecho está seco, o casi tan seco que no ofrece peligro
para ninguna de las casas. Hasta aquí todo está muy bien. ¿Verdad que así
ocurre con la gente, incluyendo a los que estaban oyendo el discurso de Cristo
o a los que en el día de hoy lo leen, que hay un gran parecido superficial? Sin embargo, esencialmente, ¡cuán
radical es el contraste entre los dos constructores! El primer constructor es sensato,
previsor. Calcula que la estación seca no durará. Pronto los cielos se
oscurecerán, y las legiones aladas de la tormenta llegarán. La casa se verá
inundada por las lluvias, azotada por los vientos, y, a menos que
se tomen las debidas precauciones, será arrastrada por la creciente, por
el turbulento aluvión. Así se prepara para el peligro inminente. Antes
de edificar la casa saca la tierra suelta, cava hasta encontrar la roca (Luc. 6:48). Enseguida pone el fundamento sobre
la roca. El necio no hace nada por el estilo. Levanta su casa
sobre la arena suelta, como si jamás fuera a dejar de brillar el sol.
LA ROCA es Cristo Jesús. (Isa. 28:16; 1° Ped. 2:6; Rom. 9:33; 1°
Cor. 3:11; 10:4). Lo que se dice de Dios como la Roca
del creyente (Deu. 32:4 y 15, 18; Sal. 18:2; 89:26, Isa.
17:10) también
es aplicable a Cristo. Edificar la casa de uno sobre la roca significa no
solamente oír al Señor, sino en gratitud por la salvación recibida (Implícita
en 5:1-16), poner en práctica sus mandamientos. Por la gracia de Dios el
hombre sensato hace esto; el necio, confiando en sí mismo y negándose a pensar
en el futuro, no lo hace. Es un oidor, pero no un hacedor, son sólo habladores
como decía la lección anterior. Sigue los impulsos de su propia voluntad
pecaminosa.
2° El día de la prueba llega, para las
dos casas, la misma prueba. Cae la lluvia sobre la casa y la azota, ciertamente
encima del techo. Es una de esas terribles tormentas que en esta región los
vientos repentinos traen desde el Mediterráneo. Hay chaparrón tras chaparrón.
Hoy hemos visto esto en las noticias y redes sociales a nivel país y en el
mundo entero. El río sube su caudal y se desborda, como un torrente profundo,
rápido, furioso, que amenaza los soportes mismos de las bases, pollos o
pilares, también las paredes, cualquiera que sea aquello sobre lo que está
puesta la casa. Y todo el tiempo el fuerte viento occidental aporrea y golpea
la parte superior y especialmente los muros, y para que cuantos techos
completos hemos visto volar últimamente.
Así también
para todo oidor del evangelio, sea sensato o necio, ciertamente va a llegar la
prueba o crisis. ¿Quizás hoy mismo usted, yo , la iglesia la estamos viviendo o
comenzando a percibir ? Viene en diversas formas: prueba permitida por
Dios (Gén. 22:1; Libro de Job), tentación (Gén. 39:7-18; Mat. 26:69-75),
luto (Gén. 42:36; Job 1:18-22; Luc. 7:11-17; Jn. 11:1), muerte
(Hch. 7:59, 60; 9:37), y en el contexto presente del verso 22 “en aquel día”
especialmente el día del juicio. Su llegada no se puede impedir.
A veces llega con dramática prisa (Mat.
24:43; 25:6; 1° Tes. 5:2).
3° ¿Cuál
es el resultado de esta prueba? La casa del hombre sensato no cae. “el viento golpeaba (literalmente,
cayó sobre) contra esa casa, pero no cayó”. Las aguas torrentosas que la
amenazaban no pudieron moverla. Resistió a los tumultuosos chaparrones. Aguantó
la fuerza de la embestida del aluvión. Desafió cada ataque furioso. Cuando se
hubo acabado completamente la fuerza de la tormenta, allí estaba la casa, sin
que ninguno de los elementos de la naturaleza le hubieran hecho daño. Razón:
¡había sido edificada sobre la roca!
Por otra parte, casi no necesitó un
esfuerzo especial la furiosa corriente para socavar los muros de la otra casa y
llevarse la arena o tierra sobre la que había sido edificada. Además, la lluvia
y el viento acabaron fácilmente con lo que fue dejado por la inundación. Todo
lo que el viento tenía que hacer era dar un solo empujón a la tambaleante
estructura. Entonces con un estruendo terrible cayó en el agua y fue
arrastrada, esparciéndose los despojos por todas partes. Su ruina fue completa.
El hombre sensato, que muestra por sus hechos que
ha recibido de todo corazón las palabras de Cristo y por lo tanto está
edificando sobre la Roca, jamás será avergonzado. En el día del juicio será
para él un día de triunfo. (1° Tes. 2:19,
20; 3:13; 4:16, 17; 2° Tes. 1:10; 2° Tim. 4:8; Tito 2:13, 14). Muchos Himnos que cantamos nos
muestran este resultado, para la gloria del Señor, si estamos plantados
en la roca, no sólo parados. Amén!
Aquí va
concluyendo Jesús diciendo que el fundamento de la bienaventuranza eterna del
hombre no se debe buscar en el hombre, sino en Cristo y en estas “sus palabras”,
como se ha mostrado. Es sobre ese cimiento que el hombre debe edificar su vida,
incluyendo su esperanza eterna.
La ruina que
espera a quienes están edificando sobre la arena se describe al final mismo del
sermón, probablemente con el fin de imprimir sobre los oyentes y sobre los que
después fueran puestos en contacto con este ferviente mensaje, que su reacción
ante estas palabras tiene una significación para toda la eternidad. Así que, en
realidad, el anuncio del trágico fin de los incrédulos es una manifestación de
la misericordia de Cristo, una seria invitación implícita al arrepentimiento (v.
4:17), extendida a todos los que aún viven en el día de la gracia, incluso en
el siglo XXI , malo que nos toca vivir. Esta enseñanza sigue tan vigente como ese
mismo día.
V.28-29 > La autoridad de Jesús, provenía de cumplir toda la Ley de Dios
(Rom.10:4). Cuando Jesús dejó de hablar, la gran multitud que lo
había estado oyendo fascinada quedó maravillada; “estaban admiradas” se han
ofrecido las siguientes traducciones adicionales: “quedaron asombradas” (VM),
“maravilladas”, “atónitas”, “se espantaban” (Casiodoro de Reina, 1569). El
Amplified New Testament dice: “estaban atónitos y abrumados con perpleja
admiración”. Todas estas traducciones ayudan mucho. El sentido original es “sacados
fuera de sí por la impresión”. Se ha sugerido “sacados de sus sentidos
por la impresión”. El tiempo del verbo muestra que este estado de asombro no
fue solo una experiencia momentánea, sino que duró largo rato.
Se
podría bien preguntar: ¿Cuáles eran algunas de las razones de este sentimiento
de estupor y asombro?
Mat.
13:54, 55 podría proporcionar parte de la respuesta. Sin embargo, basados en el
sermón mismo y en 7:28 (“no como los escribas de ellos”) podemos
considerar los siguientes puntos:
a. El hablaba la
verdad (Jn. 14:6; 18:37). El razonamiento corrupto y evasivo era
característica de los sermones de muchos de los escribas (Mat. 5:21).
b. El presentaba asuntos de gran importancia,
temas de la vida, la muerte y la eternidad (véase todo el sermón). Ellos con
frecuencia perdían el tiempo en trivialidades (Mat. 23:23; Luc. 11:42).
c. Su sistema de
predicación, era clara y expositiva. Con lo otros, con frecuencia se divagaba
más y más.
d. El estimuló la
curiosidad haciendo un uso generoso de ilustraciones (5:13-16; 6:26-30;
7:24-27; etc.) y ejemplos concretos (5:21-6:24; etc.), como el sermón muestra de
principio a fin. Los otros discursos eran muchas veces áridos como el
polvo.
e. El hablaba
como el que ama a los hombres, como Aquel que está preocupado del bienestar
eterno de sus oyentes, y señalaba al Padre y a su amor (5:44-48). La falta de
amor de los escribas es claro por pasajes tales como 23:4, 13-15; Mar. 12:40;
etc.
f. Finalmente, y
esto es lo más importante, porque se afirma específicamente (v. 28), él
hablaba con “autoridad” (Mat. 5:18, 26, etc.), porque su mensaje venía
directamente del corazón y la mente del Padre (Jn. 8:26), por eso de lo profundo de su ser, y de la
Escritura (5:17; 7:12; 4:4, 7, 10). Ellos, los falsos maestros, los fariseos de
este siglo, constantemente tomaban enseñanzas de fuentes falibles, citando un
escriba a otro (un predicador multiplataformas, teólogo prominente, agitador de
masas, etc). Ellos estaban tratando de sacar agua de cisternas rotas. El sacaba
de sí mismo, siendo él “la fuente de aguas vivas” para siempre, Amén y Amén. (Jer.
2:13).
CONCLUSION
Se termina el más grande compendio de la salvación del hombre, en las
palabras de Jesús, de Dios mismo (Juan 1:1; Rom.9:5), donde no hay inspiración,
como nosotros la necesitamos, sino la verdad misma del Creador de todo, del que
tiene vida eterna en sí mismo (Juan 5:26), quien se sentó en ese montículo de
tierra e impregnó de amor (Justicia Divina) a sus oyentes. No habrá excusa para
el mundo (Rom.1:20), menos para nosotros queridos pastores, hermanos y todo aquel
que haya participado del Estudio de estos Capítulos extraordinarios. Para Dios
sea la gloria por los siglos de los Siglos. Amén.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI