Lección: Mateo 8:28-34 Texto: Hechos 19:15
INTRODUCCION
Geográficamente, al llegar a la otra orilla del mar de Galilea, ya Jesús
y los discípulos se encontraban en otras tierras, que correspondían a otra
provincia de aquel tiempo. Si analizamos lo que escriben los evangelistas en Mat.8:28
“gadarenos” , al comparar con Mar.5:1, Luc.8:26 donde en el original Marcos usa
“genasenos” y Lucas “gergesenos”, nos lleva a la conclusión que habían llegado al
distrito de Khersa, donde
la ciudad más grande era Gadara, ubicada a unos pocos kilómetros al sudeste del
mar, pero extendiéndose hasta la costa misma, siendo ésta su capital. Además,
en Khersa, situada en la costa nororiental, unos diez kilómetros en diagonal
hacia el sudeste de Capernaum, hay un cerro que desciende abruptamente hacia
las aguas. También hay muchas cuevas, evidentes aún, adecuadas para sepulcros,
de donde venían estos dos endemoniados que se enfrentan a Jesús y sus
discípulos.
DESARROLLO
V.28-31) Eran tan violentos que
nadie podía pasar por aquel camino y como se describe con toda la disposición
de ir al ataque físico y dañino hacia cualquiera que se les cruzara en su
trayecto. Para una descripción más detallada del carácter y conducta salvaje de
estos hombres, veamos lo que se dice de uno de ellos en Mar. 5:2-6 y en Luc.
8:27. Estos hombres estaban en el poder de una legión entera de demonios, que
les controlaban los pensamientos, el hablar y toda su conducta. La gente que
conocían lo peligroso de la situación, evitaban pasar por el camino que
conducía por este territorio. En cuanto a los endemoniados, realmente los
demonios hablaban por ellos, el verso 29 nos muestra que literalmente, lo que
gritaron fue “¿Qué (hay) de nosotros y tú?” en el sentido de “¿Qué tienes que
ver con nosotros?” y de ese modo, “¿Por qué nos moletas?”. Son los demonios que
reconocen a Jesús como el Hijo de Dios, y saben que en el día del
juicio terminará para siempre su relativa libertad de recorrer la tierra y
el cielo que está sobre ella (Efe. 2:2;
6:12), y que su castigo final y terrible comenzará en
ese tiempo. Parecen captar la diferencia entre la primera y la segunda venida
de Cristo, un hecho no siempre reconocido plenamente aun por los seguidores del
Señor y ya sabemos, menos por los religiosos Judíos de aquel tiempo. Los
endemoniados saben que ahora mismo se han encontrado frente a frente con Aquel
a quien se ha encomendado el juicio final, y tienen miedo de que ahora, en ese
mismo momento, ósea, “antes del tiempo señalado”, los arrojase al “abismo” o
“prisión” donde se tiene a Satanás (Apo. 20:3). Lo que aumenta el temor de ellos es el hecho de que casi
inmediatamente después de encontrarse, Jesús hubiese ordenado a los demonios
salir de estos hombres (Mar. 5:8; Luc. 8:29). Nota: Marcos y Lucas
hablan de un hombre; esto no contradice este pasaje, ya que seguro Jesús se encontró
con varios de ellos en su trayecto. Solo que Mateo describe a uno más. (No cuestionemos
el complemento que tienen todos los evangelistas, no hay errores como unos
quieren indicar). Lo importante es que ellos mismos lo reconocen. Veamos Mar.1:24.
5:7; Luc.4:34, 8:28., ya que ellos saben los que les espera : 2°Ped.2:4; Judas 1:6. Donde el infierno es su
fin seguro, ya que para ellos fue preparado, Mateo mismo lo escribe más adelante.
Por eso la petición que viene.
A
cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos, que en el
original corresponde a la palabra Gr. agéle = hato de cerdos, que es una piara.
Los demonios le rogaban diciendo: Si nos echas fuera, “permítenos” entrar en
esa piara de cerdos. Los demonios están agudamente conscientes del hecho de que
sin el permiso de Jesús ellos nada pueden hacer. Esto siempre ha sido y será
así (Job 1:7, 12; Job 2:1, 6). El número de cerdos, “unos dos mil” (Mar. 5:13),
que estaban en un lomaje donde ocurrió el encuentro entre Jesús y los
endemoniados, hace que los demonios pidan permiso para entrar en ellos. ¿Cuál
fue la razón para esta petición? ¿Simplemente un anhelo de destruir? ¿Sería el
deseo siniestro de que los propietarios de los cerdos, viendo así destruida su
posesión, se llenasen de odio contra Jesús? Eso es ciertamente posible, pero
podría haber muchas otras razones. No sabemos, sino que rescataremos la cantidad
de demonios que son una legión y la sujeción de estos frente a la voz de Dios. Jesús
concedió la petición que le hicieron y los hombres fueron libres.
V.32-34) El dijo: Id y ellos obedecieron. ¿Por qué
permitió Jesús que esto ocurriese? ¿Fue, como se ha sugerido, porque a los
judíos no les era permitido tener cerdos, de manera que estos dueños judíos
estaban recibiendo un castigo por desobedecer una regla acerca de los animales
inmundos? La verdad es que por el contexto, no necesariamente fue esta última
razón. Analicemos algunas :
a. negativamente: Jesús sabía que los
demonios tenían razón al insinuar que aún no había llegado el tiempo de su
confinamiento final en el infierno;
b. positivamente, también sabía que
había una lección que los habitantes de esta región necesitaban aprender más
que toda otra cosa; que las personas endemoniadas, son de más valor que los
cerdos, ya que los valores humanos sobrepasan en mucho los valores materiales.
Que los hombres de esta región en realidad necesitaban esta lección queda
demostrado en los dos versos finales de esta lección. Los porqueros huyeron, se
fueron a la ciudad y lo informaron todo, incluyendo lo que les había ocurrido a
los endemoniados. Aunque los hombres que habían estado al cuidado de los cerdos
estaban a alguna distancia de Jesús (v. 30), parece que habían sido testigos
del encuentro entre él y los endemoniados, y también habían observado que el
salvajismo de estos dos hombres los había dejado y había sido transferido a los
cerdos. Sacaron la conclusión correcta de que fue Jesús quien había expulsado
los demonios de los hombres y había permitido que estos malos espíritus
entraran en los cerdos, con el resultado que los dos mil perecieron en el agua.
Por tanto, la pérdida de los cerdos no era la falta de los porqueros. Ellos
querían que todos supieran exactamente lo que en realidad había ocurrido.
Como lo dice Mateo : Y he aquí que
toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando lo vieron, le rogaron que
se fuera de su región. La gente de esta región estaba obstinada en esta crianza
de cerdos, no se gozaban con los que se gozan, no alababan a Jesús por haber
dado una bendición inmensurable a dos individuos tan desdichados, ni siquiera
traían sus enfermos a Jesús para que los sanara, ni le pedían que sanara sus
almas. Sólo podían pensar en una cosa, la pérdida económica de estos animales.
Esto fue lo que los llenaba de gran temor. Así que pidieron a Jesús que “se
fuera de su región”. Lo hizo, eso lo veremos en la próxima escuela.
CONCLUSION
Vemos aquí que Jesús no sólo curaba enfermades físicas (lepra, fiebre, atrofias musculares, etc), no sólo gobernada la naturaleza (el viento, el mar, etc), sino que también tiene autoridad sobre los ángeles caídos que lo conocen, cumpliendo así todo lo dicho por el profeta Isaías en 61:1, gloria a Dios!. Así iremos avanzando en el evangelio de Mateo fortaleciendo la fe en quien hemos creído. Hoy, en que los cristianos están débiles y muchas veces hasta son atormentados por estos mismos espíritus inmundos es necesario volver a Él, para que en su autoridad los demonios puedan ser expulsados de las personas encadenadas, de los hogares y aún dentro de algunos grupos de personas que dicen ser cristianas, pero que no los son. Sin parafernalia, sin grandes espectáculos cinematográficos, sino sólo con la palabra “ID”, con la palabra de Jesús, de quienes con una vida consagrada a Él tienen la facultad divina para hacerlo en “Su Nombre”, que estos nos puedan conocer como dice el verso central de hoy y no ser exorcistas ambulantes, como algunos Judíos de aquel tiempo (Lea Hechos 19:11-20). Amén.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI