Lección: Mateo 9:14-17 Texto: Juan 3:29
INTRODUCCION
Después de entregar el glorioso propósito
central de la Biblia, el evangelio, a lo que Jesús había venido; a salvar a los
pecadores, los perdidos, los extraviados, los miserables, los cargados, los
hambrientos y sedientos, dándoles una invitación amplia y extensiva, con plena
y gratuita salvación a todos los hombres que lo necesitan, en un mensaje lleno
de consuelo y vigente en todo tiempo, los discípulos de Juan el bautista,
extrañados por la religiosidad que aún tenían, vienen a aclarar sus dudas frente
al maestro. Aún cuando el tema ya había sido aclarado para los escribas y fariseos
en capítulos anteriores, la profundidad de la respuesta del Mesías nos alentará
aún más a nosotros.
DESARROLLO
V.14-15) La visión sinóptica de
estos versos también se leen en Mar.2:18-22 y Luc. 5:33-39, complementando la intensión y pregunta con
que comienza. Es seguro que al mismo tiempo en que Jesús, sus discípulos y
muchos publicanos estaban celebrando un banquete en casa de Mateo, los
discípulos del Bautista y los fariseos con sus seguidores están ayunando, absteniéndose
de tales convivencias, practicando religiosamente una medida de austeridad. Esto,
en conocimiento de ellos, provoca la pregunta respecto a estas circunstancias: ¿Por
qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?:
La pregunta deja en claro que aun
después del encarcelamiento de Juan (Mat.4:12) algunos de sus discípulos
seguían como un grupo claramente constituido. En vista de Jn.3:25, 26 esto no
es muy sorprendente. Parece de Jn.3:30 que el que había sido su líder no alentó
de ninguna manera la formación de un movimiento separatista y no habría apoyado
los brotes de “Discípulos de Juan el Bautista” que persistieron por siglos.
Animados, quizás, por el hecho de que a pesar del testimonio que el Bautista
dio de Jesús como el Cristo (Mat. 3:11; Jn.1:29-36) y de las muchas cosas que
Jesús y Juan tenían en común, había también algunas claras diferencias (Mat.
11:18,19), estos “discípulos de Juan” preguntan por qué es que mientras ellos y
los fariseos ayunan con frecuencia, los discípulos de Jesús no ayunan.
En favor de quienes hacen la pregunta se debe decir que ellos no eluden a Jesús
sino que se le acercan directa y francamente (en contraste con los fariseos, v.
11), y también que su pregunta, aunque quizás no completamente libre de un
tinte de crítica, es probablemente más una pregunta honesta en demanda de
información que una acusación velada pero amarga.
Sin embargo, en realidad no había
justificación para esta pregunta. Si estos hombres hubieran sido mejores
estudiantes de las escrituras, habrían sabido los siguiente :
a. que el único ayuno que, al usar mucho la imaginación,
podría derivarse de la ley de Dios, era el del día de la expiación (Lev. 23:27), y
b. que según la enseñanza de Isa. 58:6, 7 y Zac.
7:1-10 lo que Dios
pide no es un ayuno literal, sino un amor tanto vertical como horizontal, como
se dice hoy “transversalmente”, ósea el evangelio=Jesús=estaba siendo en ese
momento el verdadero ayuno.
v.15 > Jesús les dijo: Mientras el
novio está con ellos, ¿es posible que sus acompañantes estén de luto? La
pregunta está planteada de tal manera que la respuesta debe ser “No”. Aquí
Jesús compara su bendita presencia en la tierra con una fiesta de boda. Una y
otra vez las Escrituras comparan la relación entre Jehová y su pueblo, o entre
Cristo y su iglesia, con el lazo de amor entre novio y novia (Isa.54:1; 62:5; Jer.31:32; Mat. 25:1;
Jn.3:29; 2° Cor.11:2; Efe. 5:32; Apo.19:7; 21:9). Aquí Jesús habla de “los hijos de
la cámara nupcial” (sentido literal), que quiere decir “los acompañantes del
novio”. Estos eran amigos del novio, permanecían a su lado. Habían sido
invitados a la boda, estaban a cargo de los arreglos y se esperaba que hicieran
todo lo posible para promover el éxito de las celebraciones.
¡Los acompañantes del novio ayunando
mientras se desarrolla la fiesta! ¡Qué absurdo!, no tiene sentido, parece decir
Jesús. Los discípulos del Señor guardando luto mientras su Maestro está
realizando obras de misericordia y mientras de sus labios brotan palabras de
vida y de hermosura, ¡qué incongruencia más completa!. El Señor añade: Pero
vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces ayunarán. Por supuesto,
ésta es una predicción temprana de la muerte de Cristo en la cruz. Que el duelo
en conexión con ella no sería de larga duración se señala en Jn.16:16-22. Por
medio de la resurrección de Cristo, iba a ser reemplazado por el gozo.
V.16-17) Para completar su respuesta bíblica
el Maestro alude a dos situaciones prácticas de la vida. Siempre siguiendo una
línea respecto del evangelio y lo nuevo que Él había traído en favor de esta humanidad
perdida.
Primero : Si se pone un remiendo de lana nueva sobre un vestido que
ha sido ocupado por muchos años y que está para dejar de ser usado, el
resultado será que cuando esta tela no encogida previamente se lava y encoge,
romperá la tela en los alrededores de la costura. El remiendo, que se suponía
solucionaría la rotura original, ahora producirá una rotura mayor. (Isa.40:11)
Segundo: Si se echa vino nuevo en odres viejos, de otro modo los
odres se rompen, el vino se derrama y los odres se pierden. El odre normalmente
se hacía de cueros de cabra o de oveja. Después de sacarlo del animal, era
curtido y después de cortado el pelo se ponía al revés. La abertura del cuello
se convertía en la boca de la “botella”. Las demás aberturas, en los pies y en
la cola, se cerraban atándolas con cuerdas. Por supuesto, un odre viejo no
sirve para contener vino nuevo que aún está en proceso de fermentación, porque
tal vino tiene la tendencia de estirar el cuero. Un odre nuevo es
suficientemente elástico para resistir la presión, pero en condiciones
similares uno viejo, tieso y rígido, se rompería. El vino se derramaría y el
odre ya no serviría más. Concluye diciendo que el vino nuevo se echa en
odres nuevos, y ambos se conservan.
CONCLUSION
Cuando está el Señor Jesús, está el
esposo que tiene a la esposa. Nada se rompe cuando Él está, con mucho cuidado
hará todas las cosas nuevas. Aquí Jesús no estaba poniendo en cuestión la ley
de Dios como tal, porque, como se dijo anteriormente, el ayuno frecuente era usado
solo humanamente. Lo que Jesús sí mostró, es la salvación que él trajo, lo que
no está en la línea de los ayunos en los cuales queda completamente excluido el
gozo. Esto era especialmente cierto con respecto a sus discípulos, los hombres
que estaban en la relación más estrecha con él. El vino nuevo del rescate y de
las riquezas para todos los que quieran aceptar estas bendiciones, aun para
publicanos y pecadores, debe ser puesto en los odres nuevos de la gratitud, la
libertad y el servicio espontáneo a la gloria de Dios. Amén.
Nota importante : No confundamos o interpretemos que
el vino es el Espíritu Santo como quizás en algún momento oímos. Los ejemplos
prácticos de la salvación y el evangelio en Él (“en Cristo Jesús”), es lo que el
Maestro está enseñando y colocando por encima de la justicia que es por la ley
a la justicia que es por la fe, la cual nos salva ahora que Él esta presente y
en nosotros. Lo otro puede realizarse como estudiamos, como arma espiritual, no
para salvarnos o para ser mejores que otros, si no porque así será una impuesta
necesidad predicar este maravilloso evangelio.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI