Lección: Mateo 12:33-37 Texto: Proverbios 12:6
INTRODUCCION
Siempre la claridad de Jesús nos deja bendecidos, en cada enseñanza,
exhortación, por más dura que sea, la espada hace la herida y la cura, sus
palabras no dejan ambigüedades o dudas, por eso en estos versículos que veremos
hoy, en la simplicidad de un producto como fruto sano o enfermo, comestible o
podrido, bueno o malo, nos dirá que el pensamiento y expresiones previas de los
fariseos muestran su corazón, y se enfrentarán por parte del Mesías a la cruda
realidad irrefutable de su destino.
DESARROLLO
V.33-37) Las dos palabras importantes en esta lección son malo y bueno, tanto el árbol como su fruto, ya que en conclusion práctica ambos no se pueden separar, van juntos. El diccionario Strong nos indica que se usó para “bueno” el griego kalós de afinidad incierta; propiamente hermoso, pero principalmente (figurativamente) bueno (literalmente o moralmente), i.e. valioso o virtuoso (por apariencia o uso, y así distinguido de agadsós palabra primaria, «bueno»; que es propiamente intrínseco = recto, honradamente, honroso, mejor, bien, bueno.
Y por otro lado para “malo”
se usó saprós de sépo del verbo primario; podrir, i.e.
(figurativamente) perecer:- podrido.; podrido, corrompido, i.e. que
no vale nada (literalmente o moralmente)= corromper, malo.
Por eso no tiene sentido decir que las obras de Jesús, tales como la
expulsión de demonios, la curación de enfermos, etc., podrían ser beneficiosas
y al mismo tiempo Jesús ser malo, siendo instrumento de Beelzebú (Satanás). Lo
que Jesús es, debe ser
determinado por lo que hace: un árbol se juzga por su fruto.
Literalmente, el original dice: “O haced el árbol bueno y su fruto bueno, o
haced el árbol enfermo (corrompido) y su fruto enfermo (corrompido)”, donde “haced”
significa “considerad que es”. Veamos las preguntas y dudas que tenían los fariseos
de este árbol en Juan 5:18; 8:53; 10:33 (Lea estas referencias), para poder
concluir, usted mismo, que tan declaración en la lección anterior se fue a un
extremo que les costará una reprensión a los frutos de ellos. El fruto enfermo
demuestra que algo le pasa al árbol. Los fariseos han producido fruto enfermo:
palabras blasfemas (v. 24). De árboles enfermos, esto es corazones así, no se
podía esperar nada mejor. Converse con algún agricultor y le dirá que un árbol
se enferma cuando es afectado por una plaga, porque el agua con que se riega en
sucia o contaminada, pero si el árbol es regado con agua pura, limpia, los
frutos serán iguales. REFLEXION PRACTICA : ¿Con que agua estamos regando
nosotros y con que agua hemos sido regados? ¿ Nuestros frutos son buenos,
sanos, se pueden comer o son malos, enfermos o podridos ? El agua cristalina, sana,
limpia es Jesús mismo y sus palabras (sana doctrina=doctrina de Cristo=limpia
enseñanza).
v.34) La respuesta de Jesús no se tarda y es categórica : ¡Generación de
víboras! ¿Cómo podéis hablar lo que es bueno cuando vosotros mismos sois malos?
Puesto que el cubo de donde salen todos los rayos de la rueda de su ser, la
fuente misma de sus pensamientos, sentimientos está completamente depravada y
corrompida, ¿cómo va a ser posible que la boca de ellos pronuncie algo que no
sea malo? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Literalmente, “del desbordamiento”, el sobrante o exceso. Así como una
población prolífica se desbordará hacia el territorio contiguo, y una cisterna
demasiado llena desbordará hacia una cañería y desborda, lo mismo que en un
vaso, así también lo que llena el corazón se derramará a través de lo que se
habla, como ocurrió en el caso de estos perversos fariseos. También es cierto
lo opuesto: cuando el corazón se llena de buenas y nobles intenciones, el buen
hombre demostrará que esto es un hecho. La regla según la cual todo lo que el
hombre tiene propuesto en su corazón, de modo que el alma y centro de su ser
está lleno de ello, tarde o temprano será revelado en su hablar, tiene vigencia
para lo bueno y para lo malo por igual. (Sal.53:1;
Luc.3:7; Jn.8:44; Rom.3:13-14). Por eso el
verso 35 dice que el corazón de una persona es un depósito, un almacén, como lo
expresa literalmente el original, un thesauros (tesoro), donde la
palabra se usa para indicar un cofre o caja de la cual los magos sacaron oro,
incienso y mirra. Lo que un hombre saca de su almacén interior, sea bueno o
malo, precioso o barato, depende de lo que lleva en él.
Sin embargo, esto no da derecho para que un hombre diga: “Yo no me hice
a mí mismo, ¿verdad? ¿Puedo evitar el ser como soy y que piense, hable y actúe
como lo hago?”, claro que no, ya que el verso 36 Jesús nos enseña que de cada
palabra argós de inactivo, i.e. desempleado;
(por implicación) ocioso, inútil:- ocioso, desocupado [Dic.Strong], cada
uno de nosotros dará cuenta en el día del juicio. Todo hombre es completamente
responsable de lo que es, piensa, habla y hace, porque aunque es verdad que no
puede cambiar su propio corazón, también es cierto que con la fortaleza que
Dios le da puede correr a refugiarse en aquel que renueva los corazones y las
vidas. El Señor está siempre dispuesto y deseoso de dar todo lo que él pide de
los hombres. Si los hombres no lo reciben, es culpa de ellos, no de Dios
(Isa.55:6-7; Mat.7:7; 11:28-30;
Luc.22:22;
Jn.7:37; Hch.2:23;Stg.4:2b; Apo.3:18; 22:17b).
Ahora, si por cada palabra “descuidada”, según el
original pura “charla” que no hace trabajo (útil) y por lo tanto es inefectiva
para producir un buen resultado, darán cuenta los hombres en el día del juicio
final, ¿no se les ha de llamar a dar una razón satisfactoria por las palabras
falsas, dañinas y blasfemas como las relatada en 12:24 (Lección anterior)? El
juicio final en todo sentido será exhaustivo con cada individuo, incluyendo
Jesús a los que estaban presentes en ese momento, como si ese individuo ya no
formara parte del grupo sino que estuviera solo y frente a frente con el Señor,
usando ahora la segunda persona singular, Jesús concluye y culmina sus palabras
diciendo : “Porque
por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado”. El juicio dictado sobre el individuo
en el día final va a ser “por”, en el sentido de “en conformidad con”, “de
acuerdo con”, “en armonía con”, sus palabras, consideradas como espejos
del corazón. Estas palabras revelarán si era un creyente profeso o un
incrédulo; si era un creyente profeso, revelarán si su fe era genuina o
ficticia. En verdad, el hombre es salvo por gracia solamente, por medio de la
fe, sin las obras consideradas como si tuvieran poder de ganar la salvación,
sin embargo, sus obras (esto incluye sus palabras) proporcionan la evidencia
necesaria que muestra si era y es un hijo de Dios o no. Además, si este juicio
tiene un resultado favorable, las obras, como reflejo del grado de lealtad del
hombre a su Hacedor y Redentor, influyen en la determinación de su grado de
gloria. Igualmente influyen para establecer el grado de castigo para los que se
pierden. Jesús quiere que cada cual medite en esta importante verdad, para que
pueda ser justificado (declarado justo ante los ojos de Dios) y no condenado.
Aquí no hay ambigüedad o verdades a madias, es Dios hablando hoy a nuestra
vida. Amén!
CONCLUSION
Así como Dios es verdad, y
por ende verdadero, quiere que sus hijos también lo sean, como Él es el LOGOS (La
Palabra Creadora de todo, Juan 1:1) en el principio ya existía y es Dios mismo,
no desperdiciando, ni maldiciendo jamás cada una de sus palabras, así también
debemos saber que nosotros debemos actuar (es decir , hablar) de la misma forma
con las palabras que salen de nuestra boca, ya que pueden ser de bendición
o maldición para los que nos oyen y cuanto más para nosotros mismos, más
aún, cuando se refieren a las cosas de Dios, su persona, doctrina y verdad, ya que
hoy no hay temor en decir hasta chistes, parodias que ridiculizan su verdad y
todo lo de Dios. Tengamos mucho temor y cuidado de lo que está en nuestro corazón
como fruto, ya que esto es incluido en nuestro proceso de transformación, debemos
ser buenos árboles como el fruto. Amén.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI