Lección: Mateo 12:46-50 Texto: Lucas 2:49
INTRODUCCION
Ciertamente es una cuestión delicada decir que María (Heb.Myriam), la
madre que dio a luz al Mesías, pudo tener más hijos e hijas después de él, pero
es una realidad escrita que no se puede refutar. Jesús tuvo a su madre, hermanos
y hermanas que vivieron con él y que también estuvieron en medio de su
ministerio como el redentor del mundo. Esto no tiene nada de malo o ayuda en algo a lo que Él venía a realizar, sólo nos muestra la humanidad de José y María, al
formar un hogar conforme Dios lo estableció.
DESARROLLO
V.46-50) El motivo por el cual
su familia le quería hablar, tanto su madre como sus hermanos y lo buscaban, no
está claro o especificado feacientemente en la escritura. Sin embargo en base a
Marcos 3:21-22, podríamos suponer que con los pensamientos y expresiones dichas
por algunos de sus amigos (los suyos), que en forma muy equivocada decían que
estaba fuera de sí (con problemas mentales), para lo cual nadie está autorizado
a decir de Jesús; o también con el peligro que veían sus familiares directos,
por el trato de los fariseos y escribas, no era irracional asumir que querían
hablar con él para llevalo a un lugar menos hóstil y de reposo. Solo diremos
que algo de relevancia querían hablar con su Hermano, y por algo llevaron a su
madre. Los nombres de los hermanos se leerán abajo en las referencias en Mat.13:5
y Mar.6:3.
v.47) El hecho de
que María y los hermanos de Jesús estuvieran “afuera” parecería indicar que
aquel con quien querían establecer contacto estaba dentro de una casa, por lo
menos durante los acontecimientos relatados en la parte final del cap. 12, si
es que no desde antes (Mar. 3:19b). Esto parecería tener el apoyo de Mat. 13:1,
que presenta a Jesús en el momento en que “salió de la casa”. Ya que según Lucas
8:19 la multitud estaba afuera y la casa llena.
v.48) Este verso seguro debe causar una extraña incertidumbre
al escuchar a Jesús esta pregunta : ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
Como si no los conociera, después que alguien que estaba en la puerta de la casa
le indica que su madre y sus hermanos le buscaban. Aquí, lejos de perturbar a Jesús en alguna forma, él la toma como
oportunidad para transformarla en ganancia espiritual, respondiendo con esta
pregunta, quiere indicar que ni María ni estos hermanos deben distraerlo de la
tarea señalada. Vea el texto central de Luc.2:49, para esta afirmación.
v.49 y 50) lo que quiso decir fue: “¿Quiénes son los que pertenecen
a mi familia espiritual”, o “a la familia de Dios”, o “de la fe”? Está
indicando que los lazos espirituales son más importantes que los de sangre.
Véanse otras referencias a esta familia espiritual en Jn.1:13; Gál.6:10; Efe.
2:19; Efe. 3:15.
Jesús responde a su propia
pregunta. Esa respuesta es breve y hermosa y por sobre todo muy alentadora: “Y
extendiendo la mano hacia sus discípulos dijo: Mirad, ¡mi madre y mis hermanos!”
Fue hacia sus discípulos, el círculo más íntimo, que él extendió con amor la
mano. A ellos dio este título de honor: “mi madre y mis hermanos”; sí, y “mis
hermanas” también (Vea Mar.3:35), porque en la importantísima familia
espiritual el sexo no hace diferencia. Esta respuesta, acompañada por este
gesto significativo, no solamente demuestra qué relación importaba más a Jesús,
la física o la espiritual, sino que también demostraba el carácter abnegado y
maravilloso de su amor, porque admitiendo aun que la designación podría tener
sentido solamente para quienes eran sus verdaderos discípulos, esto es, para
quienes estaban haciendo la voluntad del Padre celestial (v. 50) (por eso, ¡no
se podría aplicar a Judas Iscariote!) ¿quiénes eran estos hombres? Ciertamente,
¡ellos habían dejado todo y lo habían seguido! Sin embargo, eran hombres “de
poca fe”, débiles en muchos respectos, como se ha mostrado en relación con Mat.10:2-4.
Sin embargo, no se avergonzaba de llamarlos hermanos (Heb.2:11;
Rom. 8:17,29). ¡Qué comentario proporciona
Jesús para una porción de las Sagradas Escrituras que iba a ser escrita por uno
de sus futuros embajadores, el apóstol Pablo (1°Cor.13:4-8a)! La conclusión
está en el último verso “Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos, él es mi hermano y hermana y madre”. La palabra “porque”
indica una relación con lo precedente más o menos como sigue: “Estos discípulos
pertenecen a mi familia porque son miembros de aquel grupo más grande que está
formado por todos los que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
Nótese el carácter amplio de este “todo aquel”. Se refiere a
blanco y negro, varón y mujer, joven y viejo, rico y pobre, esclavo y libre,
educado y analfabeto, tomados del mundo de los judíos o de los gentiles. Sin
embargo, nótese la limitación: el que, y solamente el que, hace la
voluntad del Padre.
Para Jesús es muy natural decir
“de mi Padre”, porque tiene una relación muy directa con su Padre, siendo Hijo
del Padre por naturaleza, y así el Mediador entre Dios y el hombre.
La “voluntad” del Padre a que se
hace referencia aquí es, por supuesto, su voluntad revelada, la voluntad que
puede ser “hecha” por el hombre por medio de la gracia de Dios que le da la
capacidad para ello. Brevemente, esa voluntad se puede resumir como sigue: a)
que el hombre se arrepienta de sus pecados; b) acepte a Jesús como su
Salvador y Señor; y c) en el Espíritu y por gratitud viva para la gloria
de Dios. En forma más completa, se podrá más adelante estudiar lo que significa
hacer la voluntad del Padre integralmente. Por mientras podemos decir que este
cambio en el relato de Mateo, no es inconsistente, ya que viene a finalizar un
capítulo donde lo que hacían los fariseos y escribas era lo contrario (generación
maligna), y Dios utilizando a sus consanguíneos les responde nuevamente
magistralmente. Amén!
Referencias :
Mat.13:55; Mar.6:3; Jn.2:12,Jn.7:3,5,10; Hch.1:14; 1°Cor.9:5; Gal.1:19
CONCLUSION
Gloria a Dios por terminar un capítulo fascinante y lleno de profundidad
en la revelación de Jesús, saber como pensaban, actuaban los religiosos de la
época y el impacto que estaba teniendo su mensaje. Debemos dar gracias a Él,
que hoy pertenecemos a la familia real que Dios está recuperando para Su reino celestial,
ya que finalmente la corrupción no se pudo lograr y un Dios perfecto terminará
lo que comenzó, solo está en nosotros mantenernos en la fe y esta gracia para oír
su voz cuando venga a buscar a todos los que hacen la voluntad del Padre, que es
la misma que Él cumplió. En los negocios de nuestro Padre es donde nos conviene
estar siempre! Amén.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI