Lección: Mateo 14:13-21 Texto: Juan 6:50
INTRODUCCION
Este pasaje o milagro también lo encontramos escrito por Marcos 6:30-44,
Lucas 9:10-17 y en Juan 6:1-14. Al analizar los versos de Mar. 6:29-32 y Luc.
9:7-10, estos nos muestran claramente que los siguientes hechos ocurrieron en
el intervalo entre la ejecución de Juan el Bautista y el retiro de Jesús a un
lugar solitario. La información llegó a oídos de Herodes Antipas y es la razón
por la cual expresa confundido que Jesús era Juan el Bautista, diciendo que “por
eso actuaban en él estos poderes” (Mat.14:1). Como había una gran multitud no
es extraño inferir y calcular que la alimentación de los cinco mil descrita
aquí ocurriera cuando se aproximaba la Pascua, probablemente en abril del año
29 d. C., como es claro en Jn.6:4. Estaba llegando a su fin el Gran Ministerio
en Galilea, que probablemente se extendió de diciembre del año 27 d. C. hasta
abril del año 29. Un año más y, por medio de su muerte en la cruz, el Cordero
de Dios dará satisfacción por los pecados de todos los que confían en él, derramando
su sangre, cómo lo había profetizado el bautista en Juan 1:29.
DESARROLLO
V.13-21) Después de oír Jesús el relato de los
discípulos de Juan acerca de la muerte y sepultura de su líder, con detalle en los
acontecimientos de su ejecución, seguro el Maestro requería de un momento de
quietud y privacidad para meditar en todo (Es lo que comúnmente necesitamos
cuando recibimos una noticia tan fuerte y de alguien que es nuestro pariente).
Sólo podemos interpretar esto del v.13, ya que en el movimiento existente en la
costa del mar de galilea era imposible hacer eso. Por ningún motivo Jesús
estaba huyendo de algo o temeroso por que le podían hacer lo mismo, ya que aún
no había llegado su hora. Era un retiro momentáneo, ya que después lo veremos
de vuelta en la misma costa (Mat.14.34, Jn.6:59), hablando del pan de vida.
Quería estar a solas con sus discípulos un tiempo parcial, sin la vorágine de
la gente.
Más o menos
a un kilómetro y medio de Betsaida Julia, hacia el sur, hay una pequeña llanura
de rico suelo, producto de la sedimentación, donde se levanta un monte. Jesús
subió a ese monte (Jn.6:3; cf. Mat. 14:23) y cuando las multitudes lo supieran,
le siguieron a pie desde diversos pueblos, aldeas y ciudades. Ellos caminaron
rodeando la parte norte del lago con el fin de estar con él una vez más.
Estaban definitivamente obsesionados con este obrador de milagros (Jn.6:2) y dispuestos
a hacer frente a cualquier obstáculo con tal de estar en su compañía. v.14)
Por eso cuando salió vio una gran multitud desde la altura. Juan describe la
escena en la forma siguiente: “Jesús subió al monte … alzó los ojos, y vio que
venía a él una gran multitud” (6:3, 5). Lucas presenta la misma idea: “Las
multitudes … le siguieron; y él les recibió”. En vez de dirigirse a la multitud
y decirles : “Vine aquí a descansar, a tener quietud y meditar; así que, por
favor, devuélvanse y vengan a verme en otra ocasión”, Él “se compadeció de
ellos”. Que grande es el amor de Dios por los que le buscan. Amén. Él no buscó,
su conveniencia y necesidad, al contrario, aunque quizás lo seguían por un interés
humano, terrenal y materialista, les daría una tremenda lección a sus discípulos,
de lo que realmente es el evangelio (en la vida de Jesús), que debería ser lo
mismo en nuestra vida y hoy para la iglesia. Jesús no solamente sanó a
enfermos, sino que también pasó algún tiempo enseñando al pueblo (Mar.6:34).
Toda esta actividad debe haber requerido una considerable cantidad de tiempo.
Casi inmediatamente al ir Jesús donde la gente estaba, había preguntado a
Felipe, para probarlo: “¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” Felipe
había respondido: “Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de
ellos tomase un poco”. Así que Felipe había luchado con este problema y también
Andrés. Todo el tiempo Jesús sabía lo que iba a hacer (Jn.6:5-9). Pero los
discípulos no sabían qué hacer, y esto a pesar de todos los milagros que ya
habían presenciado. Reflexión : ¿
Cuántas veces nos pasa a nosotros esto ?, no saber que hacer, pese a estar con
Jesús.
v.15 ) Por
sus milagros y su enseñanza el Señor cautivaba de tal modo a la multitud que ni
siquiera ya al atardecer se quería ir. Para que se fueran había que
despedirlos. Así que los discípulos recuerdan a su Maestro lo solitario del
lugar (no era una ciudad o aldea donde había tiendas para comprar) y lo tardío
de la hora (muy tarde ya para ir a alguna aldea y volver).
v.16) La
respuesta de Jesús es sorprendente : “No es necesario que se vayan; ¡dadles
vosotros de comer!” Esta demanda desconcierta a los discípulos. ¿Quiere
decir que sus recursos materiales muy limitados bastarán para alimentar a tan
vasta multitud? ¡Ciertamente no podía querer decir eso! Veamos Mar.6:37; Luc.9:13.
Entonces, ¿qué quiere decir el Maestro cuando le dice a los discípulos
que deben proporcionar alimentos a esta vasta multitud? Pudiera ser imposible
dar una respuesta completamente satisfactoria a esta pregunta. Sin embargo, podemos
tener algunos puntos :
a. Jesús
quiere que estos hombres no sean tan rápidos para rechazar las
responsabilidades. Muchas veces mostraron disposición para hacer
exactamente esto, y decir: “Despide a la multitud” (aquí en 14:15); “Despídela”
(a la mujer sirofenicia, 15:23). Aun “reprendieron” a los padres que trajeron
sus hijitos a Jesús para que los bendijese (19:13). Véase también Luc. 9:49,
50. “No molestes al Maestro ni nos molestes a nosotros”, parecía ser con
frecuencia el lema de ellos. A la luz de esta evidencia podemos decir que Jesús
quiere recordar a estos hombres que no es solución el querer simplemente
deshacerse de la gente necesitada. Ciertamente no es el modo divino de hacer
las cosas (Mat. 5:43-48; 11:25-30; Luc.6:27-38; Jn.3:16).
b. Quiere
que ellos pidan, busquen y llamen (Mat. 7:7-8); en otras palabras, que
pidan la promesa de Dios para ellos mismos, y que acudan a quien puede suplir
en toda necesidad. Aquel que proveyó el vino cuando faltó (Jn.2:1-11), ¿no
puede también proveer pan?
c. Debían
satisfacer el hambre de los que les seguían. Considerando el hecho de que el
“pan”, en el sentido que se usa en este relato (v.17, 19), al mismo tiempo
que se refiere al que satisface una necesidad física, también es símbolo de
Jesús como el pan de vida (Jn.5:35,38), ¿no está diciendo también a
estos “pescadores de hombres” que deben ser el medio en las manos de Dios para
proveer para las necesidades espirituales de la gente?
v.17)
Jesús mismo les dice que vean cuanto tenían (Mar.6:38) : 200 denario responde Felipe
y Pedro le dice que sólo cinco panes y dos peces que un muchacho tenía. (Juan
6:7-9). Lo importante aquí es la respuesta natural e insípida que sus discípulos
dan, una respuesta sin fe, no habían captado el verdadero significado de la
exhortación: “Dadles vosotros de comer”. Ahora el Señor va a fortalecer
la fe de ellos por medio de un milagro inolvidable. Gloria a Jesús.
v.18-19) De
todos los evangelistas es Mateo el único que relata el orden en que Jesús lo
hizo : 1) “traédmelos acá”. Implícito está, naturalmente, que los cinco panes y
los dos peces son adquiridos del muchacho y llevados a Jesús. El Señor entonces
da la orden, 2) que la gente se siente sobre la hierba. Este mandato era fácil
de obedecer, puesto que en esta época del año las laderas del monte tienen que
haber estado cubiertas de hierba. Así la gente se recostó en la ladera. Según
Mr. 6:40 se recostaron en grupos de cien y de cincuenta. 3) Miró al cielo y
bendijo a Dios : Mirando hacia el cielo, Jesús “bendijo”, dice así
literalmente. El mismo verbo también se encuentra en los paralelos de los
Sinópticos (Mar. 6:41; Luc.9:16). Juan, por otra parte, dice: “habiendo dado
gracias” (Jn.6:11): Solución: “bendijo” en este caso
significa “dio gracias”, y se puede traducir así. Cuando una
persona bendice a Dios o le alaba, ¿no le está dando gracias? Era costumbre de
los judíos dar gracias a Dios antes de comenzar a comer, hasta los días de hoy.
Sin embargo, puesto que es abundantemente claro por los Evangelios que nuestro
Señor nunca habló como los escribas, es decir, que sus palabras siempre se
caracterizaban por su frescura y originalidad (Mat.7:29), podemos bien creer
que esto también era así en este momento. Entonces de los panes Jesús comienza
a 4) partir trozos de un tamaño comestible, se los va dando a sus discípulos para
que ellos los lleven a la gente, seguramente en cestas que algunos de la multitud
tenían. La notable belleza del relato se ve realzada por el hecho de que se
usan sólo unas pocas palabras sencillas para mostrar el milagro de la
multiplicación de los fragmentos. Reflexión :
No se necesita tanta grandilocuencia para mostrar lo que Dios hace.
v.20-21) Cabe un par de preguntas : ¿En qué momento se multiplicaron los
panes y los peces? ¿Antes, durante los repartían o en las manos, al recibirlos ?
La verdad es que eso no se dice, y a la vez, no es importante, ya que Dios siempre
sabe como hacerlo, algunos dicen que al tenderse en la hierba, la genta pudo haberse
dormido y luego de un momento al despertar, ya habían sido saciados, pero eso
tampoco está claro en la Escritura, lo que sabemos es que hubo suficiente pan, en
realidad, abundante y sobrante para todos: en algún momento entre el acto de
partir el pan y la recepción de los fragmentos por la gente tiene que haber
ocurrido el milagro. Todos, hombres, mujeres y niños comieron y se saciaron, ósea,
comieron todo que querían comer y hasta se repitieron hasta quedar completamente
satisfechos. Y recogieron (los discípulos) lo que sobró de los pedazos: doce
cestas llenas, ya que el derroche es pecaminoso. Además, aun los rabinos
habían reglamentado cuidadosamente la forma en que debían recogerse y usarse
los restos de una comida. Así que la gente estaba acostumbrada a esta idea.
Había otros que necesitaban comer: el muchacho, si es que aún estaba por allí,
los discípulos, los pobres en el día de mañana, Jesús mismo. Algunas personas
pueden haber llevado más pedazos que los que podían comer. Cuando volvieron los
discípulos, cada uno equipado con un gran cesto de mimbre, recogieron no menos
de doce cestos llenos de pedazos.
Para enfatizar la grandeza del milagro, se termina indicando el tamaño
de la multitud : los que comieron fue de unos cinco mil hombres, sin contar las
mujeres y los niños. Es probable que la razón, por lo menos una de las razones,
por qué se contó solamente a los hombres sea que ellos constituían una mayoría
abrumadora. Uno apenas se puede imaginar que muchas mujeres encargadas del
cuidado de sus niños hubieran caminado desde Capernaum y sus alrededores hasta
las costas nororientales del Mar de Galilea. Parte de este territorio es
pantanoso y difícil. Sin contar las mujeres y los niños, habían comido
milagrosamente cinco mil hombres. Puesto que la gente había sido ordenada en
grupos de cincuenta y de cien, la cuenta debió ser fácil. No daremos un
promedio de cuantas mujeres y niños, porque sería inverosímil en esta ocasión,
solo aumentaría la grandeza del milagro. Lo que dice la escritura es lo que
debemos considerar.
Es necio
tratar de explicar o racionalizar lo ocurrido aquí, en cuanto a la
significación del milagro, hay que observar lo siguiente:
a. Señala
más allá del milagro mismo, sino el don del Dador. Esto es claro no
solamente de Mar.6:52, sino también, y especialmente, del discurso de Cristo
sobre el pan de vida, que se encuentra en el Evangelio de Juan capítulo 6:35 y 48. Jesús es presentado como el Salvador
perfecto, el que provee tanto para el cuerpo como para el alma y esto sólo
confirmaba quien es Jesús, no sólo lo dijo, si no que lo hizo. Amén! Estaban
frente al pan descendido del cielo de Dios.
b. También
señala a Cristo como el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento,
Aquel hacia quien señalan los profetas. ¿Había dado Moisés maná a los
israelitas (Exo.16:15)? Esto era sólo una sombra de aquel que era “el verdadero
pan del cielo” (Jn.6:32). ¿Había Dios usado a Elías para que
a la viuda no le quedara vacía la tinaja de harina ni menguara la vasija del
aceite (1°Rey.17:16)? ¿Y recordaba la gente cómo por
medio de Eliseo cien hombres fueron alimentados con veinte panes de cebada, de
modo que sobró (2° Rey.4:43-44)? Aquí en Betsaida Julia estaban con
Jesús más de cinco mil personas para quienes cinco panes y dos peces fueron más
que suficientes. No es sorprendente que la gente dijera: “Este es realmente el
profeta que iba a venir al mundo” (Deu.18:15-18 > Jn.6:14).
CONCLUSION
Sí, la gente estaba maravillada y llena del tipo de entusiasmo que se
apoderaba de la multitud judía en el tiempo de la Pascua. No especularemos con
este milagro, quizás haciendo numerología judía, al saber que los 5 panes pudieran
ser los 5 primeros libros escritos por Moisés, los cuales son suficientes para
alimentar a las naciones o que los dos peces tienen alguna representación
similar, o que los cinco panes y los dos peces pueden interpretarse como la
Pascua judía (que conmemora la décima plaga de Egipto), donde el diez se divide
en cinco y dos. Como discípulos y seguidores del Mesías, que hemos visto sus
milagros, en nuestras vidas y a través de los tiempos, diremos que Él cumple lo
que dice y ya proveyó lo necesario divinamente para alimentar al hambriento,
siempre está atento a las necesidades de quienes lo siguen y que es Todopoderoso
para hacer lo imposible delante de nuestros ojos, si obedecemos a nuestra tarea
encomendada, “con lo poco que tenemos, si tenemos fe, Él puede alimentar a
muchos”, Amen!. Ahora nos toca a nosotros alimentarlos. Nada material o físico
de esta tierra impide a Dios mostrar lo espiritual y lo que Él hace, esta
haciendo y hará. Ellos estaban dispuestos a avanzar apresuradamente a
Jerusalén, llevando en medio a Jesús para coronarlo rey. Lo mismo debemos hacer
hoy nosotros, para pronto estar en la nueva Jerusalén. El es nuestro Rey
Soberano.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI