CAMIMANDO SOBRE LAS AGUAS

CAMIMANDO SOBRE LAS AGUAS

Lección: Mateo 14.22-33 Texto: Juan 6:20

INTRODUCCION

La grandeza de Jesús no radicaba en los hechos portentosos que realizaba, si no en la consistencia y respaldo de Sus Palabras cuando decía algo de si mismo (Atributos divinos), cada frase del “YO SOY” del Nuevo Testamento era ejecutada en forma real en con hechos tangibles en esta tierra que lo demostraban. Cuando dijo “yo soy en pan de vida” alimentó a más de 5.000 como vimos y más tarde lo hará de nuevo, también dirá “yo soy la resurrección y la vida” y resucitará a Lázaro, etc. Hoy veremos que las leyes naturales y físicas (la materia, las partículas, átomos y todo lo creado), está bajo su dominio y bajo de Sus pies, demostrando lo que Él puede hacer por los suyos cuando los ve en dificultades. Jesús es Dios con nosotros! Amén. Este pasaje lo encontramos también en Mar.6:45-52 y Jn.6:15-21.

DESARROLLO

V.22-23) Jesús después de alimentar a esa gran multitud y haber avanzado la hora, considera que muchas de estas personas habían estado largo tiempo con él, y están a una distancia considerable de sus casas; además, sobre la base de 14:15 se puede agregar que la región está por entrar en una densa oscuridad, por esto despide a la multitud y se separa de sus discípulos. Debemos agregar espiritualmente que Jesús después de realizar tan asombroso milagro podía saber que una razón más específica para la decisión de despedir esta multitud, se da en Jn. 6:15: que la gente “iba a venir para apoderarse de él y hacerle rey”. Jesús, cuyo reino es espiritual, rechaza el verse implicado en tal plan político definitivamente judaico y terrenal, por eso además queda solo en el monte. Todo lo que Jesús hace tiene un propósito espiritual considerando también o teniendo este un efecto en lo terrenal. Con respecto a sus discípulos Jesús se separa de ellos para estar solo en su continua comunión con Su Padre, haciendo que sus compañeros permanentes entren en la barca y se vayan delante de él hacia la otra orilla. Esta frase “hacia la otra orilla” debe significar la orilla opuesta a Betsaida Julia. Entre las 7.30 y las 9.00 de la noche, estos comenzaron a remar (Mar.6:48; Jn.6:19) hacia la Betsaida occidental (Mar. 6:45), en las vecindades de Capernaum (Jn.6:16-17) y de la llanura de Genesaret (Mat.14:34; Mar. 6:53).

Sabiendo que en esa soledad el Señor se dedicaba a orar, debemos saber que lo hacía no sólo por sí mismo (Jn.17:1-5), sino por sus discípulos (Jn.17:6-19) y hasta por nosotros, la iglesia universal (Jn.17:20-26). Eran momentos de una hora como mínimo y a veces toda la noche. Seguro algo sucede en esa oración en específico que al orar por sus discípulos, siendo Dios, él sabe que algo les está sucediendo.

V.24-26) El Evangelio de Juan menciona veinticinco o treinta estadios de distancia (Un estadio tiene unos 180 metros), de donde la barca había avanzado entre 4,5 y 5,5 kilómetros. Ahora bien, si la distancia entre el punto del cual los discípulos partieron al punto de desembarco era de unos 8 ó 9 kilómetros, como parece probable, entonces estos hombres estaban verdaderamente “en el medio del mar” de Galilea (que es una de las variantes aquí en 14:24 y el texto aceptado en Mar. 6:47). Entonces, cuando ya estaba oscuro, se levantó una tormenta. “Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba” (Jn.6:18). La barca estaba siendo “azotada” o “atormentada” por las olas, dice Mateo. Además, el viento era contrario soplando del oeste. No es extraño que los hombres no avanzaran mucho y hubiera ya mucho temor en ellos, los discípulos estaban en claro peligro de perder la vida en este mar tormentoso; pero Jesús en aquel monte intercediendo por ellos, indudablemente incluyendo también esta petición, que fueran guardados de concepciones mesiánicas erróneas y que fueran libradas sus vidas a fin de que pudieran llevar a cabo sus tareas. Considerado desde este punto de vista, ¿no estaban perfectamente seguros estos hombres? Y este cuadro combinado, ¿no tiene muchas aplicaciones para el presente y para todo tiempo de tribulación y angustia de los discípulos de Jesús en todos los tiempos? Ahora vemos que Jesús, no sólo ora por ellos, sino que entra en acción. Que maravilloso es nuestro Salvador!.

v.25) La cuarta vigilia es de las 3 a las 6 de la mañana (Aprendamos que la primera es de 6 a 9 de la noche, la segunda de las 9 a las 12, y la tercera desde la medianoche hasta las 3 de la madrugada). Todas estas horas (entre 6 y 10 horas) los discípulos habían sido azotados por los elementos, y todavía estaban a una considerable distancia de su destino. Fue entonces que Jesús vino a ellos caminando sobre las olas que se levantaban y caían. Los discípulos deben descubrir que ellos tienen un Salvador que no solamente puede acallar la tormenta, sino que también la puede usar como su camino. Para él las mismísimas leyes de la naturaleza son medios para la realización de sus propósitos. Los vientos no lo pueden volcar ¿No son sus mensajeros? Las olas no lo pueden ahogar, ¿No son sus siervas obedientes?; Sin embargo, los discípulos estaban alarmados debido a lo veían. V.26) se atemorizaron y decían: ¡Es un fantasma! y gritaban con miedo (Job.4:14-16). Gracias a un poco de luz, quizás debida a la luna de los días previos a la Pascua que se asomaba intermitentemente entre las negras nubes ven cerca de ellos, lo que parecía ser un hombre que venía hacia ellos desde tierra. Por supuesto, no podía ser un hombre, porque los hombres no pueden caminar sobre el agua (Hoy los ilusionistas de la televisión o redes sociales hacen efectos y usan elementos que lo simulan, pero no es algo verdadero). Los ocupantes de la barca están seguros de esto. No comprenden cuán equivocados están. Vencidos por el miedo, gritan: “¡Es un fantasma!” Estaban mirando a su Señor y Salvador, pero pensaban que veían un espectro infernal aparecido.

V.27-31) Las animadoras palabras “tened valor”, o “tened buen ánimo”, tan características de Cristo, han sido discutidas en conexión con Mat.9:2; “Soy yo”, por eso, el Señor mismo que nos ha escogido para ser sus discípulos, que nos ha estado guiando paso a paso, y que ya nos ha dado tantas pruebas de su poder y amor, aquí vuelve a decirles y hoy a nosotros, “no temáis”. (Nota : Una tarea para la casa es escudriñar y saber que la Biblia tiene 365 “No Temas”, uno para cada día del año, gloria a Dios!) [Isa.41:10; Hch.23:11; Apo.1:17]. Anclando con esta frase el poder sin límites y el amor infinito e intensamente personal de nuestro Dios.

V.28) El impulsivo Pedro está inmediatamente preparado para la acción, confía en el Señor y lo ama, y por lo tanto desea estar con él. Desde más de un aspecto esta confianza de Pedro merece admiración:

a. Es completamente opuesto al temor que los discípulos, sin excluir a Pedro, han expresado un momento antes, cuando dijeron: “¡Es un fantasma!” El “si” (“si eres tú”) de Pedro no es de duda, sino que equivale a “puesto que”.

b. Significa una consciencia de total dependencia de la autoridad y del poder de Cristo. Pedro sabe que sin el permiso del Maestro no se le permitirá caminar sobre el agua, y que sin el poder de Cristo no podrá hacerlo. Así que pide que se le conceda el permiso y se le otorgue el poder. Por lo tanto, la acción de Pedro empieza como un hecho de fe y devoción. No hay evidencias sólidas de que haya habido temeridad de su parte. Además, no hay evidencia alguna de jactancia. Cometemos una injusticia contra este apóstol cuando lo acusamos de querer “mostrarse” ante los demás,

c. Muestra que Pedro captaba algo de la significación de la constante enseñanza de Cristo respecto de la muy estrecha relación existente entre el Señor y los que él dice que son suyos. El solo pensamiento, “si Jesús puede caminar sobre el agua, con la fortaleza impartida por él yo también puedo” es admirable (Conexión con Jesús hasta saber que podemos ser uno y hacer los mismo que él).

V.29) Caminó (literalmente) “sobre las aguas”, plural idiomático (Gén.1:2; Deu.5:8; Jos.3:13; Sal.107:23). Quizás este plural surja del hecho de que en tales situaciones el énfasis no está tanto en el agua en contraste con la tierra, el aire, o el fuego, como en la vastedad de su extensión y en la turbulencia de sus muchas olas, ya que no hay apoyo que las aguas estaban lisas o quietas. V.30) Pedro “vio el viento”, esto es, vio el efecto del viento sobre las olas. Mientras concentraba la atención en Jesús todo le fue bien. Pero en el momento en que se fijó en el viento bramador y las aguas embravecidas, se asustó. ¿Había sido un poco propasado en su confianza? Sea como fuere, su fe, aunque “poca”, no se perdió, porque cuando comenzó a hundirse gritó pidiendo ayuda a Jesús. Pedro es una persona interesantísima e intenso según la situación. Nada hace a medias. Cuando es bueno es muy bueno; cuando es malo es muy malo, y cuando se arrepiente llora amargamente. Pasa de la confianza a la duda (14:28,30), de una profesión clara y abierta de Jesús como el Cristo pasa a la reprensión a ese mismo Cristo (16:16,22), de una vehemente declaración de lealtad a la negación más baja (26:33-35, 74), de un “No me lavarás los pies jamás” a un “No sólo mis pies sino también las manos y la cabeza” (Jn.13:8, 9). Sin embargo, por la gracia y el poder del Señor, este “Simón” fue transformado en un verdadero “Pedro”. El Señor no defrauda a su discípulo vacilante, que en la angustia ha clamado a él pidiendo ayuda. V.31) Estrictamente hablando no habría sido necesario que Jesús tomara de la mano a Pedro para rescatarlo. Un simple mandamiento habría bastado. Pero ¿no era realmente alentador el método que Jesús usó? Jesús quería que Pedro sintiera su amor así como experimentaba su poder. Por eso extiende su mano y además le dice : “hombre de poca fe” (Sal.138.7; Isa.63:12; Hch.4.30; 1°Ped.1:5). Acerca de esta expresión, la vimos en Mat.6:30. La duda o la vacilación había entrado en el corazón de Pedro porque por un momento había apartado la vista de Jesús, había dejado de poner los ojos de la fe en el Maestro. No había tomado de todo corazón el consuelo que podría haber derivado de la presencia, el poder, las promesas y el amor de Cristo. Reflexión práctica : Hoy no podemos dejar de mirar Jesús, ni flaquear en el nuestra fe (características y no porte : firme y resistente, no mezclada y creciente con fruto), para no hundirnos en las olas tempestuosas de los últimos tiempos.

V.32-33) Al subir a la barca Jesús, el viento de la tempestad se acalló, mostrando el control de todo como Dios y sobre toda situación. Así también, por la fe sus seguidores están siempre seguros, (Jn.6:21) informando el texto que “la barca llegó enseguida a la tierra a donde iban”, lo que lleva a estos hombres a caer a sus pies en humilde adoración. Acerca del significado de la palabra “adoraron” es reconocer a Jesús como “Hijo de Dios” o como “el Hijo de Dios”, confiesan que ahora comprenden que lo que el Padre había declarado con anterioridad (Mat.3:17; 17:5) y lo que aun los demonios habían confesado (8:29) era verdad. Están abrumados por el poder infinito y el amor de Jesús, esto es, por el hecho de que podía hacer lo que acababa de hacer, y que quisiera hacerlo ¡por ellos! Y hoy ¡Por nosotros!. Gracias Salvador eterno. !!!

CONCLUSION

Acabamos de ver la separación, la tormenta y la tensión (v.22-24), el temor (v.25-26), el restablecimiento de la confianza (v.27), la vacilación o duda (v.28-31) y la adoración (v.32-33). En el mar tormentoso Cristo comunica paz a sus discípulos y lo hermoso de esta lección es saber que Él no solo va delante de nosotros, sino aquí también detrás de nosotros, va al rescate cuando estamos en peligro. Hay una descripción de los discípulos sin Jesús (v.22-24) y de los discípulos con el Cristo desconocido (v.25-26) y al final, de los discípulos con Jesús, a quien ellos ahora reconocen porque él les comunica paz (v.27) y los salva de una inminente muerte, sólo con el objetivo que cumplan su propósito y nada se los impida. Un verdadero discípulo no muere, sino hasta el día que Dios lo determina. Amén!

Reflexión práctica : ¿ Cuantas veces hemos dudado y nos hemos hundido ? Sin embargo, Él extendió Su mano y nos ha salvado y lo seguirá haciendo.

APOYO ESTUDIO: IB MITEI

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