SANIDADES EN GENESARET

SANIDADES EN GENESARET

Lección: Mateo 14:34-36 Texto: Lucas 6:19

INTRODUCCION

A continuación daremos un resumen de este maravilloso capítulo 14, que termina con el amor y poder de Jesús manifestado en Genesaret sanando a todos los enfermos que fueron traídos a él. Que mejor evangelización para los incrédulos, quienes ven el resultado de sus palabras en hechos reales, como ya hemos comentado.

DESARROLLO

Resumen del Capítulo 14

Aunque Jesús no realizó muchos milagros en Nazaret (13:58), hizo muchos en otros lugares, de tal modo que estas noticias llegaron aun al palacio del rey Herodes Antipas, haciéndolo exclamar: “Este es Juan el Bautista; resucitó de los muertos; por eso es que estos poderes milagrosos obran en él” (14:1-2). Así se introduce la sección inicial (v.1-12).

El rey estaba profundamente perturbado, porque había asesinado al Bautista. Había ocurrido de esta manera: En un viaje a Roma a visitar a su medio hermano Herodes Felipe, Herodes Antipas se había fugado con la esposa de su anfitrión, llamada Herodías. Cuando Juan supo de este matrimonio incestuoso, reprendió repetidas veces al rey, diciéndole, “No te es lícito tenerla”. Herodías comprendiendo que su estado matrimonial es inseguro, quiere que su nuevo marido dé muerte a Juan. Sin embargo, el rey teme al pueblo, porque mucha gente tiene en muy alta estima a Juan. Entonces el rey accede a tomar preso a Juan. En la fiesta de cumpleaños de Herodes, Salomé, la hija de Herodías, fascinó de tal modo al rey con su baile, que con un juramento prometió darle todo lo que ella pidiese. Incitada por la madre, ella pide la cabeza de Juan el Bautista. Así Juan es decapitado en la prisión. Los discípulos de él vienen, se llevan el cuerpo, lo sepulten y le cuentan toda la historia a Jesús.

El párrafo siguiente (v.13-21) implica que el conocimiento terrible de la cruel muerte del Bautista requiere reflexión y silenciosa meditación. Además, los Doce estaban recién llegados de una gira misionera. Para darles una oportunidad de descanso de sus trabajos y de contar a su Maestro todo lo ocurrido, Jesús los lleva consigo a Betsaida Julia, ubicada en la costa noreste del Mar de Galilea. Llegado allí Jesús, al mirar desde lo alto del monte, ve una gran multitud. Lleno de compasión, sana a los enfermos y enseña. Hacia el anochecer, los discípulos le dicen: “El lugar es desierto y ya se ha hecho tarde; despide la multitud para que pueden ir a las aldeas y compren de comer”. Jesús responde: “No es necesario que se vayan; ¡dadles vosotros de comer!” Al decir esto, el Señor enfatiza la responsabilidad que ellos tienen con respecto a las multitudes necesitadas tanto del mantenimiento físico como del espiritual. Entonces, por medio de cinco panes y dos peces (comprados de un muchacho, Jn.6:9), después de dar gracias, Jesús alimenta milagrosamente a cinco mil personas, sin contar las mujeres y los niños. Los discípulos recogen lo sobrante de los pedazos de pan: doce cestos llenos.

Los versos del 22 al 27 muestran como Jesús, habiendo despedido a la multitud y habiendo ordenado a los discípulos que se fueran delante de él a la orilla occidental, se queda por unas pocas horas más en la región donde había realizado el gran milagro. Sube al monte solo a orar, de modo que cuando cae la noche él está allí a solas. El párrafo describe a) a los discípulos, atemorizados por la tormenta y sin Jesús; b) los discípulos con Jesús sin reconocerle; esto es, con “alguien” que está caminando sobre las aguas hacia ellos y de quien piensan es un fantasma; y c) a los discípulos con Jesús, a quien ahora reconocen porque él mismo se dio a conocer diciéndoles: “Tened valor, soy yo; no temáis”. Sigue el episodio de Pedro que camina sobre las aguas, luego se atemoriza, y en el momento oportuno es rescatado por el Señor. Cuando Jesús y Pedro entran en la barca, cesa el viento. Los que están en la barca adoran a Jesús, confesando que él es el Hijo de Dios (v.28-33).

V.34-36) También podemos ver este momento en Marcos 6:53-56. Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Este es el nombre de una planicie densamente poblada y fértil al sur de Capernaum. Tiene unos cinco kilómetros de longitud a lo largo del Mar de Galilea (llamado también Lago de Genesaret, Luc.5:1), y unos dos kilómetros y medio de anchura desde la costa. Según Josefo (Historiador Judío del primer siglo), la llanura producía nueces, palmas, higos, aceitunas y uvas. Lugar en que desembarcaron y donde Jesús iba a seguir hacia la cercana Capernaum, pero no sin antes bendecir al pueblo de esta región por medio de su misericordiosa presencia, como ahora se indica: versos 35, 36. Y cuando los hombres de aquel lugar lo reconocieron, enviaron (mensajeros) a toda la región alrededor; y trajeron a él a todos los que estaban enfermos, y le rogaban que les permitiese siquiera tocar el borde de su manto; y todos los que tocaron quedaron sanos. Los que viajaban eran los hombres más que las mujeres y los niños (Ver Mat.14:21). Estos hombres habían conocido a Jesús en viajes anteriores, quizás en Capernaum. Con toda probabilidad lo habían visto realizar milagros (Ver Mat.11:23). Así que ellos difundieron la noticia de la presencia de Jesús, con el resultado de que las gentes de los pueblos y aldeas de los alrededores trajeron a Jesús a todos los que estaban afligidos por alguna enfermedad, cualquiera que fuera, exactamente como en Mat.4:24; 8:16. Los que traían sus enfermos también imploraban a Jesús que permitiese tan sólo que los enfermos tocasen el borde su manto; tan grande era su fe en Jesús ¡como obrador de milagros!, y fue así que todos los que lo tocaron fueron curados. ¿Significa esto que solamente los que lo tocaron por lo que generalmente se llama “fe salvadora” fueron sanados? No necesariamente. El punto principal de la historia no es la fe de los hombres, sea de los enfermos o de quienes los llevaban, sino el poder y amor de Cristo, como es evidente también en todos estos versículos anteriores (Mat.4:24; 8:16, 17; 9:13, 36; 12:7; 14:14).

Referencias : Juan 6:37; Mat.9:20-21; Luc.8:44; Mar.3:10; Hch.4:9-10 y 14.

CONCLUSION

Un Salvador perfecto y completo que sólo desea hacer el bien a los que le siguen, a los que se le acercan, espiritual y terrenalmente. En el párrafo final nuevamente tiene prominencia el poder y el amor del Mesías, cuando en la fértil llanura de Genesaret, al sur de Capernaum, sana a todos los que fueron traídos a él. Amén. Gracias Señor Jesucristo.

APOYO ESTUDIO: IB MITEI

 

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