Lección: Mateo 15:21-28 Texto: Juan 11:40
INTRODUCCION
Así como están los que van
contra Jesús, su mensaje y enseñanzas, también desde lejos, por temor a los
religiosos de ese tiempo y a sus consecuencias humanas establecidas, existen
los que de lejos escuchan al Mesías (Israelitas, Griegos y muchos otros), están procesando en sus mentes
y corazones sus palabras. Cuando una mujer cananea insiste en su petición y cae
a los pies de Jesús es cuando todo sucede. Todo el que lo hace es bendecido y
recompensado por el Señor ,al ver la del necesitado depositar fe en Él. Ya nos
encontramos en la segunda gran división del evangelio de Mateo. Los ministerios del retiro y en Perea
empieza en este punto (v.21) y sigue hasta Mat.20:34. La justificación del
nombre de esta subdivisión “La obra que me diste que hiciera” y también una
breve caracterización de su contenido se encuentran en los Capítulos
siguientes. Las fechas tentativas (la certeza es imposible) son las siguientes:
Ministerio del Retiro, 29 d. C., abril a octubre; Ministerio en Perea,
diciembre del año 29 a abril del 30 d. C. Para el Segundo Ministerio en Judea,
que está entre los mencionados, octubre a diciembre del 29 d. C., vea
especialmente el Evangelio según Juan 7:2-10:39.
DESARROLLO
v.21-24) Esta vez Jesús se retira o se aparta
a un territorio definitivamente gentil. Es claro que sale de la tierra de
Israel. Esta vez no son los extranjeros quienes acuden a él; Jesús mismo sale a
ellos. Pero esta acción de salir hacia ellos no comienza inmediatamente.
Primero entra en una casa con el propósito de estar temporalmente oculto, pero
“no podía permanecer oculto” (Mar.7:24). Entonces, una mujer cananea de aquella
región salió gritando constantemente: Ten piedad de mí, oh Señor, Hijo de
David; mi hija está gravemente atormentada por un demonio. Nótese en primer
lugar su actitud reverente hacia Jesús. Ella llama a Jesús “Señor” (Mat.7:21 y
8:2), y añade “Hijo de David”, honrándolo como que es ciertamente el Mesías
prometido, como se ha mostrado en conexión con Mat.9:27, donde aparece el mismo
título. Se destaca el gran contraste entre la incredulidad de los judíos (Mat.15:1-20)
y la fe de esta mujer que nació gentil. Note usted la agonía de esta mujer que
la hace gritar constantemente, por que su hijita estaba poseída por un demonio,
asegurando con esto que la aflicción de la niña era muy grande. ¿Cuál fue la
reacción inmediata de Cristo? Se presenta en el v. 23. Pero él no le respondió
palabra. Hubo un absoluto silencio de su parte. Actuó como si ni siquiera la
hubiera oído. Un poco más adelante se dirá más acerca de esta aparente (no es
real) indiferencia de parte de Jesús. Continúa: Sus discípulos vinieron y le
rogaban: “Despídela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Ningún
argumento sólido apoya la teoría de que los discípulos querían decir:
“Concédele lo que pide, y despáchala”. Evidentemente estos hombres consideraban
a esta mujer una gran molestia por el hecho de que los seguía gritando. En el
verso 24. “Pero él respondió: Solamente a las ovejas perdidas de la casa de
Israel he sido enviado”. En esta conexión es importante tomar nota no
solamente del hecho de que Jesús parece permanecer inevitablemente en su
negativa, a ayudar a esta mujer, sino también del hecho de que tampoco prestó
atención al pedido urgente de sus discípulos. A veces se olvida esto. Sin
embargo, es muy importante. Uno podría aun decir que la actitud aparente de no prestar
atención tiene el propósito de alcanzar a los discípulos más que a la mujer.
Aunque las palabras dirigidas a ella parecen duras, por lo menos él sigue
tratando con ella. Aun rompe el silencio y ahora conversa con ella. Pero en
cuanto a la sugerencia de los discípulos, ni siquiera la considera digna de una
respuesta. Uno también podría decir: Supongamos que las palabras del Señor
relatadas en el v. 24 fueran también para los discípulos ¿no era éste el
ministerio mismo durante el cual Jesús les estaba enseñando?, queda el hecho de
que Jesús por la misma acción relatada rechaza la urgente petición de ellos.
Pero no rechaza la petición de la mujer, aun cuando pareciera hacerlo. Jesús
desea dejar completamente claro a todos, que la apertura de par en par de las
puertas para la entrada de los gentiles en el reino de los cielos es un asunto
que corresponde al futuro. En cuanto al presente, en completa armonía con Mat.10:5-6,
su misión es hacia quienes denomina tiernamente “las ovejas perdidas de la casa
de Israel” (Mat.9:36).
v.25-28) Aquí está el hecho clave, la actitud generada por la
necesidad, provocada por su angustia, llevándola al quebranto y humillación de la
mujer cananea. Mateo lo describe
vívidamente como un acto de adoración a Jesús, quizás aun postrándose repetidas
veces a los pies del Mesías. Debemos agregar el intenso amor de la mujer por su
hijita. En el v. 22 había hablado de su “hija”. Ahora, aquí en el v. 25, en el
calor de su ruego agonizante dice: “Ayúdame”. Ella y su hija son
inseparables. Es en ese sentido que podemos decir que ella se identifica con su
hija. ¿No es esta una de las principales características de la oración
intercesora efectiva, esto es, absorberse de tal modo en las tribulaciones y
problemas de otros que esas experiencias en un sentido lleguen a ser nuestras?
¿No enseñó Jesús a Saulo ( = Pablo) que al perseguir a los seguidores de Cristo
estaba persiguiendo a Cristo mismo? Hch.9:4; 22:7; 26:14.
Por el momento la respuesta del Señor está lejos de ser alentadora: En
el v.26. El respondió y dijo: No es propio tomar el pan de los hijos y
echárselo a los perros. La palabra traducida “perros” no es la usada en Mat.7:6
(Fil. 3:2). Aquí no se trata del perro grande, salvaje y feo que ronda las
basuras que se arrojan en la calle, sino los perros bien cuidados en hogares en
calidad de mascotas. Jesús ya ha llamado la atención de la mujer al hecho de
que no ha sido enviado a los que están fuera de Israel (v. 24). Siguiendo la
misma línea, ahora añade que no sería correcto dar las bendiciones de Israel, las
bendiciones que corresponden a “los hijos”, a quienes no pertenecen a Israel.
Después de todo, los perros, por mucho que los quieran sus amos, no son hijos y
no tienen derecho de ser tratados como hijos.
A fin de
llegar a la respuesta correcta a nuestra pregunta, probablemente sea necesario,
en primer lugar, tomar nota del hecho de que la “tardanza” de Cristo (si
podemos llamarla así) en acceder a la petición de la mujer no es única. Tanto
en el A.T. como en el N.T encontramos situaciones similares. Ejemplos : Abraham
y Sara tuvieron que esperar largo tiempo antes que finalmente recibieran a
Isaac (Gén.21:1-5; Rom. 4:18-21). Cuando el “padre de todos los creyentes” (Rom.4:11)
recibió la orden de ofrecer a Isaac en holocausto, le llevó lo que debe haberle
parecido un largo tiempo antes de descubrir que su hijo, a quien amaba
intensamente (Gén.22:2), no iba a ser literalmente sacrificado. Lo mismo con
David en el Salmo 22:2 donde Dios no le respondía su petición. En el N,T ¿no
parecía que Jesús iba a llegar demasiado tarde a la casa de Jairo (Mar. 5:35)?
¿No pareció por el momento a los dos ciegos que Jesús era indiferente a su
clamor (Mat. 9:27, 28)? Si Jesús sabía exactamente lo que iba a hacer en cuanto
a dar de comer a la multitud hambrienta (y la Escritura afirma que sí lo sabía)
entonces, Y ¿por qué leemos “Cuando (Jesús) oyó que (Lázaro) estaba enfermo, se
quedó dos días más en el lugar donde estaba?” (Jn.11:6). En todos estos casos
nombrados vemos las siguientes razones : Abraham “se fortaleció en fe”
(Rom. 4:20). A Jairo le dijo: “No temas, cree solamente” (Mar.5:36). En
conexión con Felipe leemos: “Esto decía para probarle” (Jn.6:6). Y en
conexión con Lázaro, el Señor dice a los discípulos: “Me alegro por vosotros
de no haber estado allí” (Jn.11:15) y “no te he dicho que si crees,
verás la gloria de Dios” (Jn.11:40). Evidentemente, resucitar a un Lázaro
de entre los muertos iba a ser un medio mucho más efectivo para el
fortalecimiento de la fe que sanar a un Lázaro enfermo.
DIOS NUNCA LLEGA TARDE, y si lo hace, tiene sus motivos. Reflexión práctica : ¿Llegó
tarde con usted el Señor? Al tardece en ayudarle, si lo ha hecho ¿Pudo comprender
la razón?.
Por lo tanto,
podríamos aplicar este mismo razonamiento para comprender el silencio de Jesús
con esta mujer cananea. Se demoró con el fin de probar la fe de ella, para refinarla
como se refina o purifica la plata. Quería dar a la fe de ella, la oportunidad
de una expresión mucho más gloriosa. Se proponía fortalecerla por medio de la
mismísima respuesta que le había dado en los v. 24 y 26; porque ahora ella
podría comenzar a comprender mucho mejor que si él inmediatamente hubiera
sanado a su hija, cuán extraordinaria era la bendición que estaba recibiendo.
Por esto en verso 27.vemos la respuesta de la mujer, que consuma su fe, al
decir como humildad esa gran frase “que aún los perros comen de
las migas de las mesas de sus amos”, que extraordinaria y consistente respuesta
a la verdad que Jesús había dicho. Su ingenio convierte la
palabra de aparente reproche en una razón para estar optimista. Transforma la
derrota inminente en una victoria jubilosa. Es como si estuviera diciendo: “¿Se
me compara con un perro? Acepto lo que se implica, y no sólo lo acepto, me gozo
en ello, porque ciertamente los amos buenos no permiten que sus perros mueran
de hambre. Básica para todas sus palabras y acciones está, además, la firme fe
que Dios le ha dado en Jesús, a quien ella ha confesado como su Señor y Mesías.
Finalmente recordaremos a esta mujer por su perseverancia,
cualidad que se puede considerar por separado o en combinación con su fe (de
donde, su fe perseverante). Esto es lo que cambió la resolución de Jesús. Entonces
Jesús respondió y le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Que te sea hecho
como tú deseas. Y fue sana su hija desde ese mismo momento. El amor divino es
tan infinito y maravilloso que llega a elogiar a un ser humano, una mujer, por
ejercer un don, en este caso la fe, con que este mismo amor la ha dotado, y que
sin la actividad divina no podría haber entrado en acción en ella, al oírlo y
verlo pasar. La bendición otorgada a la mujer ni siquiera se puede concebir sin
aquella con la que su hija fue favorecida. Cuando la mujer recibió lo que
deseaba, esto significaba que la hija del mismo modo recibía lo que necesitaba.
¡Fue sanada inmediata y completamente! Además, estas bendiciones no quitaron el
“pan” a los “hijos”.
Referencias : Sal.4:1,
6:2; Rom.15:8; Hch.22:21; Rom.4:19-20; Luc.7:9 y 50; 2°Tes.1:3.
CONCLUSION
Jesús es el mismo que atendió al centurión romano, que se admiró de su
fe e hizo que al instante su siervo sea sanado. Ahora esta mujer es otro
ejemplo que el tiempo de los gentiles estaba llegando, para recibir la bendición
total del Salvador y Redentor de la humanidad. ¿Cómo esta nuestra fe hoy, somos
perseverantes, humildes, le adoramos, esperamos, aún cuando Él queda en silencio
con nosotros? La lección es clara y esta mujer de fe nos da una clase para
estos días en que la iglesia quiere respuestas instantáneas, porque sino
responde, no le sirvo más. Dios tenga misericordia de nosotros y nos ayude para
mantener nuestra convicción, sea la respuesta que Dios nos entregue, por que al
final, Él nunca llega tarde, todo es a su tiempo. Gracias Señor Jesús.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI