Lección: Mateo 16:5-12 Texto: Gálatas 5:9
INTRODUCCION
Es un poco difícil volver a tratar estos temas que ya han sido descritos
por el evangelista Mateo, pero son necesarios reforzar para identidad integral
de Jesús y la verdad de sus enseñanzas, separando e identificando lo que no
sirve. Así como se vuelven a repetir los milagros y aún así a los discípulos no
aprenden, es siempre importante volver a profundizar en lo que la religiosidad
falsa produce es medio de la verdadera semilla que debe alimentar a los
necesitados. Complemento a estos versos, también encontramos en Marcos 8:14-21.
DESARROLLO
v.5-8) Ahora Jesús y sus discípulos vuelven a cruzar
el mismo mar, esta vez de regreso a la orilla oriental o nororiental. Cuando
“fueron” o “partieron”, se olvidaron de comprar pan, algo normal n medio de
tanto trabajo. Un solo pan era todo lo que tenían consigo en la barca (Mar.
8:14). El Maestro pensando en lo importante y lo que aún no se comprendía, les
dice que ambos grupos, fariseos y saduceos, tenía “levadura”. Ambos grupos se
habían combinado en el ataque en su contra, él habla de ellos como si fueran
uno solo, ya que la base de ambos es la misma, esto es, en el principio básico
que gobernaba sus vidas como se muestra en su esfuerzo de lograr la salvación o
“seguridad” por sus propios méritos. En ambos casos la religión era una
conformidad exterior a cierta norma (canon, regla humana que los hacía aptos).
Eran uno en “antipatía hacia la sincera devoción a la verdad y la justicia”.
Eran uno, en su filosofía de la vida y, por lo tanto, básicamente en su
enseñanza. Así que, aunque los exteriormente piadosos fariseos podrían ser
contrastados con los mundanos saduceos, cuando los fariseos enseñaban a la
generación más joven el modo de evadir el requerimiento de honrar a sus padres
(Mat.15:3-9) ¿no eran tan mundanos como los saduceos?. Es contra esta enseñanza
de los fariseos y saduceos que Jesús está aquí advirtiendo seriamente a sus
discípulos. El llama a sus enseñanzas “levadura”, porque, como un
principio que penetra en forma creciente, influía en sus propias vidas y en las
de los demás. En vista de que los discípulos ya habían oído la parábola de la
levadura “que una mujer tomó y puso en tres medidas de harina, hasta que todo estuvo
leudado” (13:33), realmente no habían buenas razones para entender mal lo que
Jesús quería decir. Sin embargo, los discípulos lo entendieron nuevamente mal. V.7)
El pensamiento de los discípulos, nuevamente no atento o enfocado en lo
espiritual, si no en lo humano, vuelve a tener una mala comprensión de lo que
Jesús les está reforzando. Ellos comenzaron a hablar entre sí, diciendo: Es
porque no trajimos pan, interpretando literalmente “la levadura”, y pensaron
que Jesús les estaba advirtiendo que no aceptaran pan de los fariseos y
saduceos (Error!). Otra vez estaba ocurriendo aquí lo que con frecuencia sucede,
que las mentes humanas, por naturaleza superficiales, no lograban captar el
significado profundo de los dichos de Cristo. (Hay muchos casos similares de
mal entendimiento: Jn.2:19, 20; 3:3, 4;
4:13-15; 6:51, 52; 11:11, 12.)
Ellos pensaban que el Señor estaba muy disgustado con ellos por haberse
olvidado de comprar pan; por lo menos, estaban preocupados por esta falta de
pan. Cuando Jesús se dio cuenta de esto, dijo: ¿Por qué pensáis entre vosotros,
hombres de poca fe, que no tenéis pan?, comenzado aquí a reforzar nuevamente
lo que realmente necesitan los que siguen y seguimos a Jesús, fe. Es lo que
también escasea por estos tiempos, cuando todo lo vemos humanamente, antes de recordar
lo que Dios ha realizado previamente en nuestras vidas o de la algunos hermanos
de la congregación. Ya hemos estudiado que no es el milagro lo importante, si
no, el propósito del mismo, para confiar, no dudar y aplicar en toda circunstancia
una seguridad de vida, en el que todo lo puede. IMPORTANTE : Esto apunta a lo
imposible, lo que el hombre no puede resolver, hacer, a lo sobrenatural, ya que
debemos tener discernimiento para saber que hay cosas que los hombres podemos
hacer.
Una vez más, como antes (Mat.6:30; 8:26) Jesús llama a sus discípulos “hombres
de poca fe”, hombres que no estaban recibiendo en forma suficiente en su
corazón todo el beneficio que debieran haber derivado de la presencia, las
promesas, el poder y el amor de su Maestro, no aplicando al presente las
lecciones recibidas en el pasado.
v.9-12) Los argumentos son dados por Cristo en forma inmediata.
¿Aún os falta entendimiento, y no recordáis los cinco panes para los cinco mil
y cuántas cestas recogisteis? ¿O los siete panes para los cuatro mil y cuántas
canastas recogisteis?
Les recuerda de la ocasión cuando cinco panes dieron de comer a más de
cinco mil, y de la otra ocasión cuando siete panes fueron más que suficientes
para cuatro mil. ¿Recuerdan los discípulos cuántas cestas de pedazos fueron
recogidas en conexión con el primer milagro, y cuántas canastas en relación con
el segundo? Era ciertamente inexcusable que los discípulos no pudieran aplicar
a la situación presente la lección de la multiplicación de los panes, lo que
ocurrió no una, sino dos veces. Pero cuando se alega, como ha ocurrido, que
esta parte de la historia es tan poco natural que da derecho a concluir que
tampoco es histórica, la respuesta es que tal conducta, aunque inexcusable,
después de todo no es del todo inexplicable. La idea de que unos pocos panes
bastarán solamente para unas pocas personas está tan profundamente arraigada en
la mente humana que no se debe considerar imposible o poco natural la presencia
de la ansiedad cuando todo lo que queda es un solo pan. Además, para la persona
que acepta la Palabra de Dios como verdadera no hay ninguna dificultad insuperable
para creer que el caso aquí relatado ocurrió en todos sus detalles en la forma expuesta.
En cuanto a la mala interpretación de las palabras de advertencia de
Cristo, la historia continúa así: v.11.) ¿Cómo es que no entendéis que yo no os
hablaba acerca del pan sino (que os decía): Estad en guardia contra la levadura
de los fariseos y saduceos? Si los discípulos hubieran reflexionado en el hecho
de que la preocupación respecto del pan para un pequeño grupo, aunque
comprensible, estaba totalmente fuera de lugar basado en el hecho que Jesús con
unos pocos panes dos veces había alimentado a millares de personas, y que en
ambas ocasiones había sobrado, sus pensamientos hubieran tomado una dirección
diferente al tratar de interpretar la advertencia del Maestro con respecto a la
“levadura de los fariseos y saduceos”. “Yo no os estaba hablando del pan”, dice
Jesús, “sino que os estaba advirtiendo que deben tener cuidado con la levadura
de ellos”. El resultado de la explicación de Cristo, relatada solamente por
Mateo, fue favorable: v.12) Entonces ellos entendieron que no les había dicho
que estuvieran en guardia contra la levadura usada en el pan, sino contra la
enseñanza de los fariseos y saduceos. Finalmente, la luz brilló sobre ellos de
modo que comprendieron que Jesús estaba advirtiéndoles contra las falsas
enseñanzas.
Referencias : Exo.12:18-19; Lev.2:11; Luc.13:21;
1°Cor.5:6-8; 2°Tim.2:16; Jn.8:43; Luc.24:45.
CONCLUSION
Como la Palabra traspasa los tiempos, edades, culturas, épocas religiosas
e historia y es aplicable en cada generación, es necesario oír a Jesús otra vez
y que entendamos de una vez por todas, que Él está preocupado de todos los
grupos religiosos que se han levantado en estos tiempos y que nos están
afectando, ya sea cerca de su sector, en otras ciudades, países del mundo, como
también a través de las redes sociales, de lo cual estamos llenos. Son muy pocas
las enseñanzas del Maestro, un alto porcentaje tiene levadura moderna, que es
convincente al objetivo de cada uno, esto es : tener grandes grupos de personas
en las listas (masas), una posición prominente en la sociedad (famosos), ser
prosperado económicamente en esta tierra (evangelio de la prosperidad), los que
con sus obras de caridad se salvan (grandes Ong y Fundaciones) y los que
alejados de todo el mundo, aislándose pretenden mostrar delante de Dios una
santidad aceptable, etc., etc. La verdad es otra, nada de lo que hacemos o
dejamos de hacer nos salva, sino sólo la Obra que Jesús hizo en la tierra fuera
de nosotros. Esa fe nos salva y nos prepara para vivir conforme Su voluntad mientras
entendemos que nada más es tan importante que Él. El resto son cosas humanas
que sólo sirven para alimentarnos a nosotros mismos. Dios nos ayude a
comprender en su justa medida y equilibrio de la vida cristiana, ya que debemos
estar a cuenta con Dios y en lo posible con todos los hombres, conforme Su
regla (Ley y mandamientos), esa es la máxima de Su verdad. Recordemos las veces
anteriores de cómo Él lo hizo y seguro nuevamente lo podrá volver a hacer, por
amor, conforme nuestra fe. Amén.
APOYO ESTUDIO: IB MITEI