Lección: Mateo 16:21-23 Texto: Juan 10:11
INTRODUCCION
Para dar la importancia a estos versículos y conectarlos con las
profecías separaremos esta última parte del Capítulo 16 en dos divisiones. La
primera parte nos enseñará lo que Jesús anuncia de si mismo, con respecto a su
futura muerte y resurrección, para en la próxima clase, dar las condiciones de
los que le seguirán, si creen a esta primera parte. De echo es interesante ver
que la Biblia es cíclica, que de algo maravilloso (Creación, Edén, Perfección, primer
antropo sin pecado, el primer hombre, de la declaración gloriosa de Pedro en la
clase anterior) se puede pasar a un desastre, involución o volición negativa, pecado
y muerte (espiritual y física) donde todo cambia, de vida a muerte, de
perfección a imperfección y así sigue en adelante hasta hoy (Diluvio, luego
Noé, Israel y enemigos, conquistas y cautiverios, etc.). Por esto debemos entender
más que nunca que la Palabra de Dios confiada a los Judíos (Rom.3:1-2) no se escribe para discutir de teología, si no para producir en el
interior del hombre una reparación total hasta volver a su estado original,
donde el autor inicial de todo es el mismo Creador. Pasajes en paralelo en Mar.8:31
al 9:1; Luc.9:22-27.
DESARROLLO
v.21) Como indicamos en la introducción, después
de la gran pregunta realizada por Jesús a sus discípulos (hoy a nosotros) en la
clase anterior y oír de labios de Pedro, la más grande y gloriosa revelación
que un hombre puede tener directamente desde el Padre Celestial (Abba), ahora
escuchamos de boca del Mesías las primeras palabras que comienzan a reforzar
con claridad (la señal que el mismo dijo de Jonás en unos versos anteriores en
Mateo 16:4) lo de su muerte y resurrección (Mateo 9:15; 12:39, 40), revelando lo que había estado diciendo
ocultamente. . Vemos al Ungido como nuestro principal Profeta, que en un
lenguaje claro, sin figuras, predice su muerte; como nuestro misericordioso
Sumo sacerdote, que se prepara para ofrecer su vida, a fin de “quitar el pecado
del mundo” (Jn.1:29); y a través de todo ello, como nuestro Rey eterno, en
control de toda situación, de modo que el plan del Dios trino, trazado antes de
la fundación del mundo sea llevado a cabo en todo detalle, pero de tal modo que
todos los agentes humanos que participan en su realización, esto es los ancianos,
principales sacerdotes, escribas, el común del pueblo, los soldados, el juez
que preside, el traidor, etc. Todos son plenamente responsables por sus
acciones (Hch.2:23; Luc.22:22). Después de la gloriosa lección anterior en la
revelación de Pedro, ahora era definitivamente oportuna dar esta otra lección. Ahora
debe comunicar a su pequeño grupo la terrible verdad, la cual pareció al
principio enteramente increíble, que ¡este Mesías debe sufrir y ser muerto! Por
cierto, Jesús agregó “y en el tercer día resucitar”, pero es dudoso si este
primer anuncio claro de la resurrección se registró en las mentes de los
discípulos, tan completamente dolorosa e inconcebible les parecía la noticia de
los sufrimientos y la muerte de su Maestro, los que se aproximaban a gran
velocidad. Más extraño aún, este sufrimiento iba a tener su culminación en
Jerusalén, esto es, en el mismo lugar que se conocía desde antaño como “la
santa ciudad”, “la ciudad del gran rey” (Mat.4:5; 5:35). Él debe ir a Jerusalén
para sufrir y morir. Debe satisfacer las demandas de la ley, es decir, debe
pagar el castigo por los pecados de su pueblo, en perfecta obediencia a la
voluntad de su Padre y en cumplimiento de la profecía (Mar.10:45; Luc.12:50;13:33;22:37;24:26,27,44;
Jn.1:29;17:4; 2°Cor.5:21; cumpliendo totalmente Isaías 53). Debe hacer lo que
él mismo también quería hacer (Jn.10:11; 2°Cor.
8:9; Gál.2:20).
En Jerusalén, el lugar al cual Jesús pronto estará encaminando sus
pasos, se encuentra el Sanedrín, los principales sacerdotes y escribas, y también
sus ancianos, de modo que aquí tenemos la lista completa de todas las unidades
que componían este elevado tribunal judío. En el antiguo Israel los “ancianos”
eran los jefes de tribus o de una subdivisión principal de una tribu. En
realidad, toda ciudad o pueblo de alguna importancia comenzó a tener sus
ancianos. Cuando comenzó su existencia el Sanedrín, los ancianos locales más
prominentes llegaron a ser miembros de este augusto tribunal, juntamente con
los principales sacerdotes y los escribas. Entonces lo que Jesús está diciendo
es esto: que los mismísimos líderes de Israel, que debieran haber sido los
primerísimos en honrar y adorar a Cristo, iban a causarle los sufrimientos y lo
iban a llevar a la muerte. Agregando en forma simple y no tan destacada (por el
posible estado de choque de su grupo) el otro pilar del evangelio que es su
resurrección al tercer día, con la cual, no podría después anunciar su retorno
(como lo hará en la siguiente clase en el verso 27). Jesús está dándonos un
resumen completo de los pasos que corresponden a su exaltación. Es claro que
“el tercer día” será un día real en el cual esto acontecerá. Gloria a Dios. Palabras
y frases que más tarde serán unidas y entendidas en sus mentes finitas.
v.22-23) Pedro,
con el ímpetu que lo caracteriza, lo tomó aparte y comenzó a reprenderle,
diciendo: Apiádate de ti, Señor, ¡esto nunca te acontecerá! Si no fuera por el
acontecimiento relatado en 26:69-74, cuando niega al Mesías, podríamos decir
que aquí lo vemos en su peor momento. Jesús todavía no terminaba de darse
vuelta para mirar a Pedro y este ya le está reprendiéndolo con la frase
“Apiádate de ti, Señor”; que tiene una traducción tan literal como es posible
hacerla. Pedro quiso decir: “Que Dios tenga misericordia de ti, porque esto
no debe suceder y no sucederá”. Para Pedro, después de recibir tan grande
revelación, la idea misma del mesiazgo que acababa de atribuir a Jesús, le es
imposible pensar respecto de una muerte para Él, excluyendo totalmente la idea
de sufrimientos y mucho menos en forma violenta.
La reacción de Jesús ante la apresurada, aunque bien intencionada acción
de Pedro, es más fuerte aún y ha trascendido en los tiempos diciendo ¡Fuera
de mi vista, Satanás! Ahora Jesús se vuelve para enfrentar a Pedro.
Este había pronunciado sus palabras al oído de todos. Los versos 24-28 parecen
sugerir que la respuesta de Cristo también fue escuchada por todos.
Literalmente Jesús dijo a este discípulo errante: “Ponte detrás de mí …” Sin
embargo, esta traducción es más bien ambigua, y ha sido interpretada como que
el Señor estaba simplemente diciendo a Pedro que había cometido una falta de
cortesía cuando tomó a Jesús y lo tiró hacia un lado, y que ahora debe tomar
nuevamente su posición previa en la línea y comenzar a caminar detrás de Jesús
nuevamente. REFLEXION PRACTICA : Hoy muchos tienen buenas intenciones,
pero se equivocan rotundamente al querer evitar lo que Dios debe hacer para
nuestra redención, esto nos incluye a nosotros, a caminar siempre en el lugar
que nos corresponde y no dándole indicaciones o declaraciones a Dios, que ya Él
tiene profetizadas.
Una verdadera interpretación, según muchos estudiosos, es que el Señor
reconoce que Satanás está usando a Pedro como su agente en un esfuerzo por
seducir a Jesús a fin de que trate de lograr la corona sin sufrir la cruz (Mat.4:8-9).
Así que, al hablar a Pedro, Jesús realmente se está dirigiendo a Satanás, o si
uno lo prefiere así, se está dirigiendo a todo lo que en Pedro ha sido influido
por el príncipe del mal. En consecuencia, lo que se necesita aquí es una
traducción como “Vete de aquí, Satanás” o “¡Fuera de mi vista, Satanás!”, sin más
ni menos. Jesús continúa: Eres un tropiezo para mí, porque estás considerando
las cosas no del punto de vista de Dios sino del punto de vista de los hombres.
Jesús inmediatamente reconoce la “trampa” que Satanás está poniendo. Ni por un
momento acepta la sugerencia del diablo. Sabe que está siendo confrontado por
el mismísimo tentador que en una ocasión anterior trató de seducirlo con una
falsa promesa (Engañador desde el principio y padre de mentiras. Juan 8:44; Apo.12:9). Así que con determinación rechaza la implícita
inducción al pecado. Al hacerlo así, está llevando a cabo el consejo dado a
otros, de no perder el tiempo con el pecado sino tomar una acción drástica en
su contra (Mat.5:29, 39).
Literalmente Jesús dijo: “No estás pensando en las (cosas) de Dios sino
en las (cosas) de los hombres”. Desde el punto de vista de Dios era necesario
que el Salvador sufriera, muriera, resucitara, etc., con el fin de salvar a su
pueblo y a los que creerían en Él. Desde el punto de vista humano los dos
conceptos Mesías y sufrimiento eran completamente incompatibles. Pedro,
dejándose influenciar por Satanás, estaba hablando desde el necio punto de
vista de los hombres cuando dijo: “Apiádate de ti, Señor, ¡esto nunca te
acontecerá!” No comprendía que estaba pidiendo su propia condenación eterna.
¡Con qué rapidez la “roca” de los versos 16 al 18 se había convertido en
“piedra de tropiezo”! Por la gracia de Dios no quedó en esa condición sino que
se convirtió en un predicador muy efectivo de la misma cruz que aquí estaba
tratando de desechar para siempre de su propia conciencia y de la de su Maestro.
El poder transformador del Espíritu Santo en el corazón y la vida de Pedro
produjo ese notable resultado, tanto, que entre todos los escritores inspirados
ninguno hay que en forma más clara haya presentado la preordenada necesidad de
la muerte expiatoria de Cristo (1°Ped.1:11;2:21-24
Isa.53:4-8).
CONCLUSION
El vaivén del péndulo de la creación, su inicio, su cambio, estado
actual y redención final están descritos en la palabra de verdad. La planificación
de Dios en todo es perfecta, desde los patriarcas, pasando por el judaísmo y llegando
a la iglesia debemos entender que pese a que podemos recibir una gran
relevación, nuestra humanidad nos puede jugar un mala pasada y ser enfrentados
al juicio del Eterno, sin preámbulos. Los tiempos son delicados y también finales,
nuestra redención está cerca y debemos comprender que el mal fue necesario en
nuestra existencia para llevarnos a Cristo, para devolvernos al Creador después
de este paréntesis de humanidad, que Jacob existió por el nacimiento de Esaú,
de quien salió tomado, pero para ello debió luchar hasta ser Israel y lo debe
seguir haciendo, hasta que el Mesías regrese. Dios se releve todopoderosamente en
nuestras vidas y no caigamos en los engaños de satanás, que hoy tiene a muchos
de la iglesia en la misma condición de Pedro, como le sucedió en esta clase.
Dios tenga misericordia de todos nosotros, amén!
APOYO ESTUDIO: IB MITEI